#MAKMAArte
‘Santa Faz’, de Francisco de Zurbarán
Bien de Interés Cultural (BIC) en 2020
Obra adquirida por el Ministerio de Cultura
Museo de Bellas Artes de València (MuBAV)
San Pío V, 9, València
“Me gustaría que no fuera una anécdota, sino que fuera recurrente”, admitió Jordi Martí, secretario de Estado de Cultura, refiriéndose a la compra por 320.000 euros y posterior entrega de la obra ‘Santa Faz’, de Francisco de Zurbarán, al Museo de Bellas Artes de València (MuBAV) por parte del Ministerio de Cultura, pintura que fue presentada ya colgada en la sala dedicada al barroco español, al lado de otras piezas de maestros como José de Ribera, Diego Velázquez o Juan Ribalta.
Junto a Martí estaban Pilar Tébar, secretaria autonómica de Cultura, Pablo González Tornel, director de la pinacoteca valenciana, además de José Antonio Rovira, conseller de Cultura -que llegó una vez comenzado el acto-, mostrando la buena sintonía existente entre los responsables del Estado, titular del museo, y de la Generalitat Valenciana, que es quien gestiona el MuBAV.
Buena sintonía que, sin embargo, ha tenido sus altibajos a lo largo del tiempo, más producto de la dilatación a la hora de ejecutar las acciones previstas en el Museo de Bellas Artes de cara a su mejora, que a las propiamente ideológicas derivadas de las diferencias políticas entre sus representantes estatales y autonómicos, aunque las hubiera.
De hecho, en 2017, el por entonces secretario de Estado de Cultura, Fernando Benzo, entregó las llaves que simbolizaban el fin de la quinta fase de rehabilitación de la pinacoteca valenciana, 30 años después de haberse iniciado el periodo de obras. Después, “en dos o tres meses”, vaticinaba José Ignacio Casar Pinazo, en ese momento director del Bellas Artes, debería haber llegado el Plan Museológico, ahora ya finalizado, pero todavía a falta de ejecución.
Eran, sin duda, otros tiempos, porque, como subrayó Jordi Martí, entonces se entendió que, “como se había transferido a las autonomías la gestión de los museos, era responsabilidad suya”, mientras que ahora “estoy convencido que no seguirá pasando”, de ahí su deseo de que las últimas compras de obras destinadas a la colección del Museo de Bellas Artes pasen de “anécdota” a “recurrente”.
De momento, ahí está la ‘Santa Faz’ como imagen del nuevo aliento por parte del Ministerio de Cultura a la hora de comprar obras de arte con destino a museos, digámoslo así, periféricos, con respecto a los ubicados en Madrid. A esto se refirió igualmente Martí: “Un país que es diverso no entiende la idea de centro y periferia. Tenemos una pluri centralidad que hay que promocionar”.
De hecho, ya hubo recientemente otra compra, la del cuadro ‘San Martín compartiendo su capa con el mendigo’, de Juan Ribalta, engrosando la colección del Museo de Bellas Artes de València, junto a otras precedentes como ‘Ecce Homo’, de Guido Reni, o ‘La adoración del Niño’, de Vicente Macip, como pruebas inequívocas de esa recurrencia a la que aspira el secretario de Estado de Cultura.
La ‘Santa Faz’ de Zurbarán fue presentada con todos los honores debidos a una obra de capital importancia, tanto en la producción del pintor extremeño como dentro del barroco español. Aun así, González Tornel quiso subrayar algo que luego fue objeto de constantes alusiones: “La calidad de un museo se mide por la proporción entre las obras cumbre que alberga y las obras valle que la acompañan para complementar el hilo narrativo”.
Esa conjunción de obras cumbre y obras valle iba en la misma dirección a la apuntada por Martí con respecto a los museos de titularidad estatal (¿cumbre?) y los que, siendo igualmente de su titularidad, son de gestión autonómica (¿valle?). Sea como fuere, lo cierto es que la ‘Santa Faz’ de Zurbarán ya ha quedado como el rostro simbólico de este nuevo dinamismo entre instituciones afines.
Yendo a la propia obra fechada en 1631, recoge el rostro de Cristo impreso en el paño que supuestamente le acercó una mujer –el velo de la Verónica- para secar el sudor y la sangre de Jesús camino del Calvario. Un paño que aparece sujeto con alfileres a un muro de color neutro, quizás representando la propia vida de todos los mortales, siempre sujeta con alfileres (“estar sano es un auténtico milagro molecular”, asegura el científico Carlos López-Otín).
“Nos muestra el verdadero rostro de Cristo”, resaltó González Tornel, quien amplió luego esta aseveración, poniendo en contexto la obra: un siglo XVII en el que, sobre las imágenes, había un profundo desacuerdo entre cristianos y protestantes. “El barroco europeo protestante niega el valor de las imágenes, mientras que, para el catolicismo, la imagen forma parte de su liturgia, de ahí la importancia de ese rostro impreso en un paño como fuente de la religiosidad cristiana”, aunando a un tiempo “reliquia e imagen”, apostilló el director del MuBAV.
“Por esta razón” -se apunta en el comunicado de la Generalitat–, “la Verónica fue fundamental durante la Contrarreforma católica, ya que su existencia avalaba el valor de la imagen artística religiosa frente a los ataques iconoclastas”.
Una exposición en el Museo Histórico de Berna en 2020, bajo el elocuente título de ‘Iconoclastas: vida y muerte de la imagen medieval’, da fe de esos ataques contra el arte sagrado en tiempos de la Reforma en países como Alemania, Países Bajos, Austria o la propia Suiza.
Peter Jetzer, director del citado museo, explicó en los siguientes términos el núcleo de la exposición: “Hubo anarquismo, pero también destrucciones organizadas por las autoridades. En Zúrich se cerraron todas las iglesias y se rompió todo lo que contenían. Berna ordenó destruir todas las imágenes de la Catedral y utilizar los restos para construir, a su lado, una nueva terraza”.
Esto en cuanto a lo que el materialismo filosófico entiende como ‘Finis operantis’, la finalidad de la obra extrínsecamente a la propia obra, pero si nos centramos en los ‘Finis operis’, lo intrínseco a la misma obra, más allá de su contexto, podríamos decir que el rostro de Cristo, por encima de la supuesta verdad objetiva que encierre, refleja la violencia que atraviesa el tiempo.
Ese rostro dolorido emerge de un fondo constituido por un paño que tanto muestra la compasión de cierta mujer y del propio Cristo, como la pasión furibunda de quienes contemplaban ese martirio con un goce siniestro: posiciones masoquista y sádica de quienes, hoy en día, contemplan igualmente algunos de los reality shows televisivos o navegan por las redes sociales en busca de alguna que otra cabeza que cortar, recordando, en esto, a la Reina de Corazones de la ‘Alicia’ de Lewis Carroll cuando exclamaba, enfadada contra cualquiera: “¡Que le corten la cabeza!’
- La ‘Santa Faz’ de Zurbarán como imagen del nuevo aliento estatal en el Museo de Bellas Artes de València - 30 enero, 2025
- La abstracción valenciana juega a los dados en el Centre del Carme - 27 enero, 2025
- Nuria Rodríguez: “Cuando trazas un límite estás explicando tanto lo que hay dentro como lo que se queda fuera” - 26 enero, 2025