Taller literario en Fontilles
Vicente Marco
Seis novelas, una recopilación de relatos premiados, un ensayo, dos obras teatrales y muchos libros de cuentos. Es el balance general de la variada y prolífica obra del valenciano Vicente Marco (1966), que además ha quedado finalista de una treintena de galardones literarios. El último, Premio Valencia de Narrativa, por su novela Mi otra madre publicada por Lengua de Trapo. Otra faceta de este autor versátil son los talleres de escritura que imparte en distintos ámbitos y sobre diversos temas, una treintena en total hasta la fecha.
Este verano dirige en Fontilles un taller de escritura creativa de cinco días en plena naturaleza con hospedaje y pensión completa incluidas. Será la semana del 27 al 31 de julio y del 24 al 29 de agosto. (Más información en vacacionesconarte.com) A partir de septiembre comienzan de nuevo los nuevos talleres en Bibliocafé de tres meses de duración, en los que se obsequia a los participantes con su ensayo Escritura creativa y premios literarios, y también habrá jornadas matutinas de sábado con temas específicos.
Mi otra madre es una novela de intriga que transcurre en un espacio único con muy pocos personajes. La voz narrativa es la de un muchacho de 13 años llamado Julián, alguien muy especial que el lector va descubriendo a lo largo de la obra. Mantiene una extraña relación con su madre, que se quiebra cuando entra en la casa un niño manco al que llama el Flaquito. A partir de entonces Julián y el Flaquito entablan una amistad peculiar en las que ambos explorarán la vida de cada cual. “La escribí de un tirón, en apenas diez días. Y me introduje tanto en la piel de esos personajes en esa casa que, al final, acabé perdiendo el conocimiento”, comenta Marco con humor.
¿De todos los premios que ha recibido, cuál es el que más aprecia?
La verdad es que no me parece justo declinarme por uno en concreto. Todos me satisfacen. Y el que recuerdo con más nostalgia fue el primero. Por aquello de que fue el primero. Como el primer amor y eso.
¿Cómo nutre su imaginación para escribir tanto y tan variado?
Es muy difícil responder a esa pregunta. La imaginación siempre se nutre del mundo, eso es evidente, pero existe algo introspectivo, que no sé de dónde viene. Está ahí. Y uno lo saca cuando escribe. En mi caso, la obra nace por impulso, casi como si fuera escritura automática, así voy creando las historias.
¿Qué disciplina de trabajo sigue?
Soy muy disciplinado. Me levanto por la mañana sobre las ocho y escribo hasta las tres o las cuatro. Cuando estoy en pleno proceso creativo (no de revisión) continúo por las tardes, por las noches, hasta cuando haga falta.
¿Con respecto a los talleres literarios, cree que ayudan realmente a convertirse en escritor? ¿Qué es lo principal que intenta transmitir a los alumnos?
Lo que intento transmitir es que existen una serie de técnicas de escritura creativa aptas para cualquier persona que tenga interés en crear. Del mismo modo que se aprende música o pintura, también se aprende a escribir. Sobre todo, hago hincapié en los errores más frecuentes de quienes empiezan y en cómo solucionarlos.
¿Qué es lo que más le sorprende de sus talleres?
Me sorprende tanto el talento de muchos alumnos, su capacidad para recrear historias como la falta de revisión generalizada en todos ellos. Es una lástima que sus bocetos de relatos, novelas o piezas teatrales duerman escondidas en un cajón.
Parece que 2015 está dando una gran cosecha de escritores valencianos. ¿Qué opina al respecto?
La verdad es que en los últimos meses nuevos narradores valencianos o residentes en Valencia están cosechando triunfos tanto comercialmente como con premios importantes. Ahí está Jordi Llobregat con El Secreto de Versalio, Sebastián Roa, El ejército de Dios, Joaquín Camps con La última confidencia del escritor Hugo Mendoza, Rosario Raro, Volver a Canfranc, Santiago Álvarez La ciudad de la Memoria, Antonio Penadés, Tras las huellas de Heródoto. Por no hablar de los veteranos con un sólida carrera: Alfons Cervera, Rafael Chirbes, Carmen Amoraga, Javier Sarti, Santiago Postiguillo, Juan Ramón Barat, Juan Miguel Aguilera, Marta Querol o Jordi Juan Martínez, que acaba de ganar el Premio Getafe de Novela Negra. Una buena cosecha de géneros para todos los gustos y paladares. Muchos, además, coincidíamos en Bibliocafé, aquella estupenda librería de Micer Mascó donde se organizaban teatros de lecturas, conciertos y un sinfín de actividades culturales. Por desgracia, como ha venido sucediendo en España en estos últimos tiempos, debió cerrar sus puertas para abrirlas de nuevo en un espacio mucho más modesto donde las reuniones devienen imposibles.
Bel Carrasco
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