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‘selftape’, de Mireia Vilapuig, Joana Vilapuig y Bàrbara Farré
Con Mireia Vilapuig, Joana Vilapuig, Pablo Derqui, Abril Zamora y Yolanda Sey, entre otros
6 episodios de 35′ | Filmin y Filmax, 2023
Filmin
Mireia y Joana Vilapuig escriben y protagonizan un híbrido entre lo autobiográfico y lo ficticio que atiza sin remordimientos a los daños colaterales de la fama, a los egos y a una industria audiovisual cosificadora y, en incontables ocasiones, inhumana. Las hermanas, a su vez, abogan por la familia y por descubrirse a uno mismo sin miedo a afrontar los errores del pasado. La redención se pone sobre la mesa en una obra de autoficción cruda que funciona –casi– en su totalidad gracias a la verdad innegable que reposa en una historia con un cierre descafeinado.
Albert Espinosa (‘Si tú me dices ven lo dejo todo… pero dime ven’) escribió, en 2011, la serie de televisión catalana ‘Pulseras rojas’. La obra giraba en torno a un grupo de niños y adolescentes cuyos caminos se cruzaban en la planta de pediatría de un hospital. Mediante la cercanía, el humor y la delicadeza, Espinosa creó una ficción en la que la amistad y la superación se sitúan por encima de las enfermedades y las penurias que la vida nos pone en el camino.
‘Polseres vermelles’ supuso un éxito notable a nivel nacional e internacional –el propio Steven Spielberg afirmó sentirse emocionado ante ella– y sus actores y actrices, jóvenes, se convirtieron en estrellas. Entre ellas, Joana Vilapuig y su hermana Mireia. Al igual que Miley Cyrus con su alter ego Hannah Montana, las catalanas tuvieron que lidiar con una gran fama a una muy temprana edad. Un éxito de doble filo donde las luces y focos del inicio y la ilusión pronto se ven eclipsadas por las numerosas sombras tenebrosas que esconde –sin mucho esfuerzo– una industria cruel e injusta que vapulea a sus integrantes sin decoro alguno.
Las nuevas y adultas vidas de las hermanas Vilapuig se plasman en esta nueva serie original de Filmin, cuyo interior alberga más alma de documental que de ficción puramente dicha. La presión propia y ajena, las expectativas y una obligación constante de mantener esos logros ante la pantalla asfixian a unas actrices ya maduras que comienzan a dudar de sí mismas y de sus capacidades. A esta situación se le añaden envidias, traumas y problemas de comunicación que pondrán en peligro la relación entre ellas.
‘selftape’ consta de seis episodios en los que los archivos de VHS privados de la infancia de las autoras se entremezclan entre las escenas, diluyendo cada vez más la línea entre lo imaginario y lo real, ofreciendo, así, un objeto personal e íntimo que guía al espectador a los entresijos de las hermanas. Una serie a corazón abierto en el que ambas se desnudan y muestran sin tapujos sus temores, sus debilidades y sus preocupaciones profesionales y morales.
Con un tono desesperanzador y oscuro en gran parte de su duración, se muestran con visceralidad dos situaciones vitales estancadas y encauzadas a círculos viciosos donde las drogas, el alcohol y la pérdida de uno mismo guían unas decisiones torpes que dan volantazos constantes en busca de una solución tan rápida e imperante como tristemente inviable. Salvavidas instantáneos que en lugar de flotar poseen piedras que se dirigen implacables a las profundidades del océano. ‘selftape’ es un alegato de amor propio que denuncia esas medidas desesperadas que ansían zonas de confort y autocompasión.
No se juzgan de forma negativa esas salidas rápidas en las que en alguna vez todos nos sumimos por ser incapaces de afrontar la realidad o, simplemente, porque no ha llegado el momento de hacerlo. Entre sus escenas y diálogos punzantes e hirientes se muestra, a su vez, una visión comprensiva con ellas mismas. Un ejercicio reflexivo de autoconocimiento que consigue no tratar las malas decisiones –una vez ya hechas– con miedo y vergüenza, si no que, por el contrario, se aceptan y se aprende de ellas.
‘selftape’ es una serie veraz, franca y translúcida que escapa de los adornos sentimentalistas con inteligencia. Una terapia audiovisual familiar repleta de sororidad que, sin embargo, no logra cerrar un final insatisfactorio y apresurado que se queda a medio camino, incapaz de solventar una base bien cimentada y dirigida de forma ágil. Un broche que, asimismo, olvida diversas subtramas inacabadas que nunca debieron existir y que terminan por ensuciar la imagen completa de una serie original y brillante en prácticamente su totalidad, pero abrupta.
Es inevitable sentir algo de frustración tras tres horas de visualización y descubrir un punto y final indiferente que empaña el viaje vivido. Pese a todo, las hermanas Vilapuig dan un aire fresco a la nueva horda de series españolas con un mensaje claro y conciso de autoconciencia, control de la fama y de tranquilidad en el que sí aciertan, donde se desenvuelven de forma correcta y que bien se puede resumir en el himno ‘The best of both worlds’ de Hannah Montana:
“You get the best of both worlds
Chillin’ out, take it slow
Then you rock out the show”.
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