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‘L’avia i el foraster’, de Sergi Miralles
Guion: Mila Luengo, Sergi Miralles, María Mínguez
Reparto: Carles Francino, Neus Agulló, Kandarp Mehta, Aïda Ballman, María Maroto, Empar Ferrer, Isabel Rocatti
116, España, 2024
Estreno: viernes 13 de septiembre de 2024
Enric es un hombre en los 30 que regresa al pueblo de su infancia para asistir al entierro de su abuela Teresa, que acaba de fallecer. Allí se reencuentra con su madre, sus viejos amigos, una antigua amante y, sobre todo, con un paisaje y un entorno cultural al que siente que pertenece.
Enric, que ha dejado a su actual pareja en Londres, donde ahora reside y trabaja, va a ser padre y, atrapado entre la nostalgia por el pasado y esa nueva vida que ha construido en otro país, se pregunta por su propia identidad y, sobre todo, por la de un hijo que crecerá alejado de unas raíces que, si bien desdeñó cuando se marchó hace años, ahora defiende como una parte esencial de sí mismo.
Este es el argumento de ‘L’avia i el foraster’, primer trabajo largo del realizador de Pego, Sergi Miralles, que este viernes 13 de septiembre se estrena en salas comerciales. Tras una dilatada carrera en la realización de cortometrajes y otros trabajos para la televisión en series como ‘La Forastera’ o ‘Açò és un destarifo’, ha levantado este trabajo junto con Mila Luengo, su pareja y también productora con la que comparte la dirección de la empresa Aire de Cinema.
Una película que, como nos cuenta en esta entrevista, bebe de su propia experiencia vital. O quizá sea que, en algún momento de nuestra vida, todos nos preguntamos de dónde somos realmente. Pero hay más.
Así, mientras Enric lidia con todos esos conflictos, viajaremos también al pasado para conocer los últimos días de la vida de su abuela Teresa, una mujer de extracción humilde a la que la experiencia de la vida había otorgado una gran sabiduría natural. Teresa era, de alguna manera, la costurera oficial del pueblo. Un día, acuciada por la necesidad, Teresa conoce a Samir, un inmigrante pakistaní que ha abierto en el pueblo una pequeña verdulería.
Recelosos de lo suyo, la mayoría de los vecinos evitan relacionarse con Samir, al que tratan como un extraño en quien no confían. La casualidad hará que Teresa entable con Samir una relación secreta cuando descubre que él también se da buena maña en la confección de vestidos. Los ecos de esta relación llegarán hasta el presente de Enric, quien, a través de Samir, se apoyará de nuevo en su abuela para salir del trance emocional en el que se encuentra.
Este es tu largo de debut. No es fácil producir un primer largo. ¿Cómo ha sido esta aventura para ti?
Bueno, ha sido un sueño. Es lo que queremos todos los que nos dedicamos a esto: llegar a hacer nuestro primer largo y que sea una peli muy personal. Y, luego, poder hacerlo rodeado de tus amigos, los técnicos con los que has crecido; que te apoyen, te rodeen y tú poder apoyarte en ellos. Ha sido un sueño hecho realidad, no puedo definirlo de otra manera.
La cinta tiene producción del IVC, À Punt y otras televisiones. ¿Ha sido complejo el proceso de encontrar la financiación?
Ha sido una montaña rusa, como creo que son todas las financiaciones. Empezamos muy bien, muy rápido porque conseguimos las ayudas del IVC a la primera. Enseguida se sumó 3Cat y luego Á punt. Pero, después, nos costó encontrar las últimas. De hecho, nos lanzamos a rodar con un buen presupuesto, pero nos hubiera gustado tener un poco más. Al final, se completó con Televisión Española, que entró con la peli prácticamente acabada; la vieron, les encantó y dijeron: nos metemos.
Sobre todo, ha sido un proceso de ajustar la película al presupuesto que teníamos, algo que, como director y guionista, es lo más difícil. Es un trabajo de ajustar secuencias, de ajustar guion, de ajustar el rodaje, de ajustarlo un poco todo para que el espectador no lo pueda notar.
¿Qué has aprendido de todo ese proceso? Si tuvieras que dar algún consejo a alguien que empieza esta carrera, ¿de qué le advertirías?
[Risas] Bueno, al final, el problema del bajo presupuesto es que, como productor/director/guionista, tienes que asumir mucha carga de trabajo. ¿Qué he aprendido? Pues que salir con el presupuesto justo te obliga a hacer muchas cosas tú mismo. Lo que he aprendido es a intentar, para la próxima, tener ese poco más de colchón para que más gente pueda participar en el proyecto y estar un poco descargado.
Al final, la productora en València somos Mila [Luengo] y yo y hemos tenido que picar mucha piedra para conseguir levantar la peli, ya no económicamente, sino trabajando directamente en ella. No es solo el rodaje, sino también el montaje, los doblajes, el sonido, el color. Hay muchísimo trabajo que no se ve.
Diría que el tema principal de la película es esa idea de la pérdida de la pertenencia que afecta a Enric, tu protagonista. ¿Por qué te interesaba hablar de ello?
Bueno, es algo que nos pasa muchas veces cuando somos padres, sobre todo los que somos de pueblo y nos hemos venido a vivir a la ciudad (que es mi grado de forastero), que siempre estamos pensando en esta cosa de definir dónde crecerán nuestros hijos, cuál será su identidad. Este es el viaje personal: “Es que mis hijos son yo, y serán de donde crezcan, pero yo les iré transmitiendo un poco mis valores”.
Esos eran los valores que queríamos que tuviera el personaje de Enric, que es el que tiene esta duda de volver al pueblo o marcharse. Es este sentimiento de pertenencia. Tú eres del sitio donde estás y eres de la gente de la que te rodeas, el resto son construcciones políticas y humanas que tenemos.
Esa sería la primera parte del título, lo que atañe a l’avia y a su nieto. Luego está la idea del forastero, que, en este caso, es doble. No se trata solo de Enric, también está la cuestión de lo extraño en lo cotidiano, que representa el personaje de Samir. Ahora estamos en un momento muy complicado con respecto a cómo estamos gestionando nuestra convivencia con la inmigración. ¿Cuál es tu valoración?
Bueno, yo creo que la peli expresa bastante claro que, al final, todos somos personas, y cuando hablamos de números o hablamos, en general, de los inmigrantes, no llegamos a conocer a las personas.
Yo creo que lo importante es conocer a las personas porque ahí está la base. Es el hecho de que, por ser de otro país o de otra cultura, uno no tiene por qué no ser una persona simpática o una buena persona con la que te puedas llegar a entender.
Yo creo que eso es lo básico. Lo que pasa es que, al final, en las noticias, traducimos las cosas a números y eso hace que todo sea mucho más frío. Mi posición es que todo el mundo tiene derecho a intentar sobrevivir e intentar vivir la vida lo mejor posible, y no tenemos que negársela, al contrario. Un poco hakuna matata [risas].
En ese sentido, la película sí hace una valoración muy clara del estado de la cuestión. En el pueblo, la presencia de Samir no es muy bien aceptada por los vecinos. ¿Tan mal estamos?
Yo creo que no estamos tan mal. En la peli solo son uno o dos personajes los que lo rechazan y tampoco es que traten mal a Samir, sino que le tienen ese recelo. Al final, es este concepto que usamos mucho de la xenofobia cotidiana que todos practicamos sin darnos cuenta, que no es que le tengamos realmente recelo al pakistaní de la frutería o al chino: es desconocimiento, es miedo al forastero. Es esa cosa intrínseca al ser humano: el miedo a lo diferente.
Creo que, a veces los políticos, se empeñan en decirnos que estamos mal, pero no estamos tan mal. De alguna forma, todos somos forasteros en algún momento de nuestra vida y no hemos tenido grandes problemas de integración. Creo que, si todos ponemos un poquito de nuestra parte, ya no muchísimo, sino un poquito de nuestra parte, no tiene por qué haber ningún problema.
Otro interrogante importante que plantea la película es cómo se construye la familia. ¿Qué es la familia para Sergi Miralles?
Bueno, este es siempre un tema complicado. Tú tienes la familia que heredas y la familia que te haces. La familia que heredas son tus padres, tus hermanos, y la familia que te haces es con quién decides compartir tu vida, tus amigos… Para mí, la familia no es solo un lazo de sangre, sino un lazo inexistente que te vas creando poco a poco.
La mayor parte del reparto de la película es valenciano. El modo de incluir a los actores valencianos en las producciones valencianas es un debate siempre pendiente. ¿Cómo ha sido tu experiencia?
Nosotros, como profesionales, hemos crecido aquí, con series y programas rodados en València, y para mí no había, desde el principio, otra opción que el reparto fuera con protagonistas valencianos.
Desde el primer momento, sabíamos que queríamos a Neus Agulló [que interpreta a Teresa] como protagonista. Yo ya había trabajado con ella en ‘La forastera’ y en otros proyectos, y queríamos que fuera valenciana para tener este espíritu.
Luego, por coproducción y por tener una cara un poco más conocida, sabíamos que el personaje de Enric tenía que ser de fuera, por eso elegimos, finalmente, a Carles Francino. Y, luego, también está Kandarp, que es el actor que interpreta a Samir, que también viene de Barcelona.
Pero el resto sabíamos que tenían que ser valencianos. Nosotros estamos enamoradísimos de los grandes actores que tenemos aquí. Lo decimos poco, pero Jordi Ballester hace un papelazo con el personaje de Paco.
Pero también están Empar Ferrer, María Maroto, que está estupenda, incluso los secundarios: Rosanna Espinós o Manu Climent Canchal, que le da mucha naturalidad a su personaje de mensajero. A mí no me cabía en la mente hacer otra cosa que no fuera esa.
¿Y cómo ves la situación en general? Me refiero a ese debate histórico sobre la obligatoriedad de escoger actores valencianos en las producciones valencianas.
Al final estamos hablando de dinero público y el dinero público tiene que revertir, en gran parte, en los valencianos. Nos guste o no a los productores y directores, al final, estamos hablando de eso y los condicionantes tienen que ser esos.
Yo entiendo que cada historia te pide una cosa, pero entre todos tenemos que hacer un esfuerzo para que esto se quede aquí y revierta aquí para, poco a poco, ir consiguiendo esa industria, ese star system, esos técnicos y esos espacios para rodar que necesitamos. Pero para eso hace falta, también, la ayuda de lo público, para que no se quede solo en una ayuda a la producción.
Necesitamos creérnoslo, que el Gobierno, que las teles, que las radios valencianas se lo crean y nos ayuden para que nuestros actores también sean conocidos y acaben siendo cabezas de cartel.
Tú vas a los teatros y están llenos de actores valencianos, pero fuera de los teatros no los conocemos. El gran público no tiene conciencia de los grandes actores que tenemos en València y eso es un trabajo que tenemos que hacer entre todos.
Es lo que nos pasa en el cine español, que tenemos mucha producción, pero la parte de la promoción nos falla porque tenemos el presupuesto ajustado y llegamos a este punto con el agua al cuello. Es esa ayudita que necesitamos entre todos.
Quería que nos hablaras de Kandarp Mehta. Yo no lo conocía. He buscado información sobre él y me sale que es empresario…
[risas] No, no es empresario, él es profesor de Economía aplicada a la creatividad. Hicimos un casting en Barcelona y nuestra directora de casting nos presentó tres o cuatro perfiles, pero desde el principio nos enamoramos de Kandarp.
Es un hombre que quiso ser actor toda la vida. Es indio, no pakistaní, emigró para estudiar Economía a Barcelona hará veinte o treinta años, y aunque tiene el perfil que tiene ha participado en montajes de La Cubana, en series de TV3, incluso en una película de Isabel Coixet. Para mí, es el gran descubrimiento de esta película. Ojalá pudiera trabajar más. Es mi gran apuesta para el Goya revelación [risas].
¿Rodar en valenciano ha sido algo que necesitabas hacer? ¿Cómo proyectas esa particularidad a la hora de la distribución de la película?
Yo creo que cada historia pide un idioma y esta historia pedía ser mayoritariamente en valenciano, aunque también tenemos partes en castellano, en inglés y urdu. Y aunque era una convicción porque, como digo, lo pedía el guion, el rodaje en valenciano ahora te abre puertas de las ayudas de València, de las ayudas de Cataluña, la participación de las teles de aquí es mucho más fácil y también está la obligatoriedad que tienen ahora las teles nacionales de invertir en lenguas cooficiales. Así que, ahora mismo, rodar en valenciano es una oportunidad.
¿Dónde fue el rodaje? ¿Dónde situamos el pueblo real al que vuelve Enric?
El rodaje fue, principalmente, en Algar de Palancia, aunque también rodamos parte en Soneja. Fue la mejor experiencia de mi vida, y eso dicho por un director que se fue a rodar al pueblo con sus dos hijos y cuya productora y compañera es también la madre de sus hijos. Ahí estábamos todos metidos y eso es mucho decir.
Pero, sobre todo, desde el primer momento teníamos claro que queríamos que, allí donde fuéramos a rodar, no fuera solo un escenario, sino que fuera un lugar que formara parte de la película.
No queríamos ser el típico equipo de rodaje que desembarca en un pueblo, lo quema todo y se va al día siguiente sin dejar nada. Queríamos que el pueblo participara y eso lo conseguimos, creo que en muy buen grado, gracias al hecho de que la gente de Algar participó en la película a muchos niveles.
De hecho, una de las actrices secundarias es Amparo Gascó, que es una señora de 90 años a la que conocimos cuando fuimos a visitar una de las localizaciones y nos contó que ella había querido ser actriz toda la vida, pero que su padre no la había dejado.
Hablando con ella, decidimos darle la oportunidad de interpretar al personaje de Pura, que es una señora con un poco de demencia o alzhéimer, así que si se equivocaba en una frase no pasaba nada y funcionó perfectamente [risas]. Fue un salto al vacío. Al final, le hicimos este regalo y nosotros encantados.
Toda esta relación con Algar acabó en una proyección superchula que tuvimos este verano en las fiestas del pueblo. Fue muy emocionante. Todo esto se verá reflejado en un documental que están preparando los compañeros de La Senda Films, que se llamará ‘Algar i els forasters’; un proyecto que verá la luz dentro de poco y donde los forasteros somos el equipo de rodaje.
Tu película inaugura la temporada de cine, pero también inaugura la temporada de proyecciones valencianas. Para acabar, quería pedirte una valoración: ¿qué expectativas tienes con respecto a tu película y hacia el sector valenciano, en general?
Bueno, aunque ahora estamos en un momento de incertidumbre (todos los cambios lo son), yo creo que, si nos quitáramos esa incertidumbre de encima, ahora mismo tenemos un sector muy fuerte o todo lo fuerte que puede ser un sector permanentemente en crisis, como es el de la cultura.
Pero tenemos un sector con muy buenos profesionales, con muy buenos creativos que, en un futuro, si se nos da la oportunidad a los que venimos y a los que ya están, en los próximos años puede recoger los frutos de una muy buena camada de películas.
Este año lo hemos visto con ‘La casa’, de Alex Montoya, su tercera peli, que es, por fin, una peli que ha podido hacer con presupuesto y con una buena promoción. Y ha funcionado muchísimo.
Después de nosotros se estrena ‘Les vacances de Mara’, que es una peli muy modesta, pero que también está bastante bien. Luego, vendrá ‘Lo carga el diablo’, ‘Tú no eres yo’, ‘Valenciana’…
Este otoño tenemos una cosecha muy interesante. Yo creo que los Lola Gaos de este año [los premios del audiovisual valenciano que sustituirán a los Berlanga] van a estar muy reñidos [risas].
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