#MAKMAEntrevistas | Inés Plana [autora de la novela ‘Antes mueren los que no aman’ (Planeta, 2019)]
La novela negra goza en España de una excelente salud, con una red de festivales y un nutrida nómina de autores, muchos de ellos de proyección internacional. Pero lo que revela su vitalidad es la aparición de nuevas firmas que renuevvan y enriquecen el conjunto. Una de las que ha irrumpido pisando más fuerte es la periodista Inés Plana (Barbastro, 1959), que acaba de publicar en Planeta su segundo título, ‘Antes mueren los que no aman’, en el que retoma a los principales personajes de su debú, ‘Morir no es lo que más duele’. Así, reencontramos al teniente de la Policía Judicial de la Guarda Civil, Julián Tresser, junto a su equipo que investiga la muerte de una funcionaria de la Seguridad Social, al mismo tiempo que busca obsesivamente a Luba, una niña atrapada en las tramas de explotación sexual.
La acción transcurre en las Navidades de 2009 en plena crisis y en distintos lugares —la periferia de Madrid, la Costa da Morte y Palencia—, algunos reales y otros imaginarios.»En una novela negra hay escenarios donde ocurren cosas desagradables, sucesos luctuosos que podrían molestar o estigmatizar a quienes habitan realmente en ellos”, dice Plana. «Por eso prefiero inventarme esas geografías imaginarias, para escribir sobre ellas con libertad, sin el corsé creativo que supondría que existieran de verdad. En cuanto a los escenarios geográficos reales, los elegí por sus peculiaridades y también porque quería recrearme en ciertas atmósferas y sensaciones, como la dureza del clima en la montaña palentina, la magia de los paisajes de Galicia y mis vínculos emocionales con Cantabria», añade.
Desde su infancia en Barbastro –donde su padre, amante de la poesía, tenía un comercio y ella vivió hasta los 18 años–, Plana ha sentido el impulso de narrar y, como muestra en sus dos novelas, lo hace con soltura y eficacia. La primera surgió de una imagen macabra, la de un hombre ahorcado al borde de las vías de ferrocarril que vio de refilón mientras viajaba en tren, reflejado en ‘La muerte no es lo que más duele’, su novela milagro. La denomina así porque llamó la atención de Planeta sin intermediación de agente, premio literario o éxito en internet. También porque la escribió en circunstancias muy difíciles. «Coincidió con los años más duros de la crisis económica, y en mi familia y en mi entorno más íntimo hubo problemas graves de salud y hubo fallecimientos de seres muy queridos», recuerda. «Pensé que no lo conseguiría, porque estaba muy rota emocionalmente, pero no me rendí y, a pesar de todo, seguí adelante con mi sueño. Por eso digo que culminar mi primera novela fue un milagro».
Sumergirse en el sórdido mundo de la prostitución no llegó a pasarle factura, aunque le produce “mucho dolor, rabia e impotencia ese universo atroz donde las personas se compran o se venden como mera mercancía para uso sexual”, subraya. “Me afecta y me parece una realidad insoportable, pero cuando escribí sobre ello tuve que tomar distancia, alejarme emocionalmente para poder plasmar lo que yo quería sin que me cegaran los sentimientos y la visceralidad”. Totalmente en contra de la prostitución, piensa que debería prohibirse. “Sería intolerable que se blanqueara legalmente al proxeneta y se legalizara, por tanto, la esclavitud sexual que sufren la prostitutas”, sentencia.
Es obvio que le gusta dar cierto tono sentencioso a sus títulos. “Como autora me ha gustado impartir en la ficción una justicia, digamos poética, en la que, en efecto, algunos personajes mueren porque son incapaces de amar, incapaces de mostrar la más mínima empatía con el ser humano. Pienso que el título, ‘Antes mueren los que no aman’, refleja ese espíritu. Todos moriremos, somos seres caducos, pero en mi fabulación he querido que ellos fueran los primeros”.
El éxito literario no le llevará a dejar el periodismo. “Llegué a él por vocación. Pero la literatura es una especie de adicción para mí, es pasión y es una necesidad vital. Escribo cuando puedo, robándole tiempo al tiempo. Entonces me encierro en mi estudio ante el ordenador y dejo el reloj fuera. Sólo existimos mi historia y yo. Desaparece el mundo, por decirlo de algún modo”.
En cuanto al panorama editorial se muestra optimista. “El número de lectores en España ha crecido hasta el 62% de la población, lo cual es ilusionante, aunque sigue habiendo casi un 40% que no lee nunca o casi nunca. Veo el panorama editorial con cierto optimismo y quiero pensar que poco a poco se irá inculcando el hábito de la lectura en las nuevas generaciones. España tiene una potente industria editorial y grandes autores y autoras en todos los géneros literarios. Eso es el mejor aval para que los libros estén en nuestras vidas y estén cada vez más presentes”, concluye Inés Plana.
Bel Carrasco
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