Tradición o destierro, de Jimmy Molina
Galería Trentatres
C / Sueca, 33. Valencia
Hasta el 31 de agosto
Las fiestas populares, en tanto manifestaciones de la denominada baja cultura, por oposición a la alta cultura burguesa, son fiestas que abarcan el amplio espacio social de la calle. Son, por tanto, fiestas cuyos rituales proceden mayormente de la tradición oral y, por tanto, carecen de autor, como los chistes, los trabalenguas y demás textos de alcance popular. En ellas, como ya sucedería en los carnavales antes de su conversión en espectáculo de fácil consumo, son los ciudadanos quienes toman la plaza pública para participar en unos ritos que ponen en escena cierta trasgresión del orden o la transmisión de ciertos elementos simbólicos de carácter sagrado.
Esas manifestaciones populares pierden su esencia trasgresora o de reconciliación simbólica, cuando se convierten en prácticas culturales destinadas a la vanagloria identitaria. Que es lo que viene a criticar Jimmy Molina en su exposición de la Galería Trentatres. Toma ciertos iconos, fácilmente reconocibles, como las falleras, los dantzaris vascos, las sevillanas o los encapuchados de la Semana Santa, para darle una vuelta mordaz y crítica. Los rostros representados, bajo cada uno de los ropajes tradicionales, se transforman en calaveras, trasluciendo el carácter mortuorio de esas tradiciones manipuladas desde los diversos nacionalismos, ya sean los periféricos o el centralista con sucursal valenciana.
Jimmy Molina, más que criticar todas esas fiestas populares, que sin duda lo hace, viene a reivindicar una depuración folklórica para quedarse con su más fuerte raigambre ciudadana, tan singular como universalista. Para ello juega con las imágenes aludidas, falleras, dantzaris, sevillanas, costaleros, para mostrar el reverso grotesco de tan estereotipadas figuras. También echa mano de la tipografía, para mezclar aquellas palabras que enaltecen la identidad autóctona: por ejemplo, gora valencia lliure o visca herri vasco, palabras que sirven de fondo a un dantzari con hacha en la mano o una fallera con metralleta y símbolo anarquista.
En el fondo, lo que hace Jimmy Molina es convertir su propia exposición, que ha titulado Tradición o destierro y que puede verse en Trentatres hasta el 31 de agosto, en un acto festivo donde prima la trasgresión de lo políticamente correcto, es decir, de la tradición popular como caldo de cultivo esencialista y diferenciador. Molina asegura sentirse asturiano, lo cual no impide que valore otras prácticas culturales, siempre y cuando no entren en competencia por reducción al absurdo. Tradición o destierro viene a reflejar esa tensión entre lo nuestro por antonomasia y lo ajeno como lugar del todo impropio, extraño y, dependiendo del color político, incluso objeto de sospechas e inquinas. Jimmy Molina manifiesta en su obra ese cóctel de adhesión inquebrantable y destilado mortuorio.
Salva Torres
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