Cien años de perdón, de Daniel Calparsoro (España, Argentina y Francia, 2016)
Guión: Jorge Guerricaechevarría
Producción: Juan Gordon, Emma Lustres, Borja Pena, Alvaro Augustin, Ghislain Barrois, Elena Alcolea, Mechi Tarelli, Merry Colomer (morena films), Micky Buye, Alicia Telleria.
Director de fotografía: Josu Inchaustegui
Montaje: Antonio Frutos
Música: Julio de la Rosa
Actores: Luis Tosar, Rodrigo de la Serna, Raúl Arévalo, Patricia Vico, Joaquín Furriel, Luciano Cáceres, Marian Álvarez, José Coronado…
Que una película de la actual cartelera comercial tenga en el elenco de actores protagonistas a Luis Tosar es casi con toda seguridad una buena garantía en el mundo del celuloide contemporáneo. Y eso teniendo en cuenta que “El Gallego” (así se le apoda al intérprete lucense en esta peli) no es la principal figura del reparto ya que “El Uruguayo” (papel representado por el argentino Rodrigo de la Serna) lleva un poquillo más de voz cantante.
Si tuviésemos en cuenta una sinopsis breve y escueta de “Cien años de perdón”, el nuevo film del barcelonés Daniel Calparsoro, es fácil que más de un potencial espectador se limitara a pensar que estamos ante el enésimo rodaje sobre un atraco a una entidad bancaria. Sin embargo hay mucho más, empezando por un argumento que juega con la codicia de todas las partes involucradas. A ello hay que sumar el excelente papel de todos sus actores sin excepción, incluidos los secundarios, así como una tensión que con ciertas cuotas de humor mantiene viva la llama del interés a lo largo de toda la cinta y, lo más destacable, que posee una fuerte carga de denuncia social donde más de un pormenor puede recordar detalles de vigente actualidad.
Es en el último apartado del anterior párrafo donde “100 años de perdón” engatusa y más engancha al espectador. En primer lugar porque el banco que sufre el asalto está ubicado en la ciudad de Valencia. Teniendo en cuenta la forma en que se va desarrollando la trama es obvio asociar ficción con realidad ya que la Comunidad levantina ha sido un nido de corrupción en los últimos años y, por ende, centro de vergüenzas para sus habitantes ante el resto de un mundo tan descolocado como indignado por las abundantes noticias relacionadas.
Como segundo aspecto directamente conectado con esa coyuntura de sobornos, cohechos, corruptelas y putrefacción política está un disco duro oculto en una caja fuerte de la sucursal bancaria asaltada, con información comprometedora y que adquiere enorme protagonismo hasta convertirse en el centro de la intriga. Aquí también es obvio y evidente que cualquier espectador que se halle al corriente de la actualidad piense en el disco duro del famoso tesorero Luis Bárcenas y su misteriosa desaparición en la sede del PP como por arte de birlibirloque.
A todo ello se añaden aspectos muy interesantes en el thriller como los detalles que dotan de un perfil muy particular a cada uno de los personajes, especialmente a los atracadores. Entre ellos también aparecen recelos, desconfianzas y malos rollos al truncarse su inicial plan de fuga pero acaban variando de forma diametral su imagen ante el espectador en todo este turbio asunto. De ser los malos a acabar siendo los buenos, una especie de héroes como Robyn Hood en esta coproducción hispano-argentina. Es ahí donde considero que está uno de los grandes méritos de la película.
Por todo lo anteriormente expuesto considero que nuevamente el cine español está de enhorabuena mal que le pese al frente que lo critica injusta y despiadadamente. Aquí hay otro ejemplo por el que sentir orgullo. Además pocas veces he visto tan acertado y con tan fina ironía el título de una película, en este caso haciendo uso del refranero español con un clásico cuyo origen se remonta a los tiempos de “La tragicomedia de Calixto y Melibea”, la obra atribuida a Fernando de Rojas y más conocida como “La Celestina” («Quien engaña al engañador…» más popular como «el que roba a un ladrón…»). Porque existe una tendencia generalizada y casi inconsciente de atenuante y de disculpa a todo aquel que comete una mala acción contra un malvado. Es por ello que “El Uruguayo”, “El Gallego” y sus otros tres compinches tendrán 100 años, como mínimo, de perdón, al menos entre el populacho.
JJ Mestre
* Texto adaptado para Makma del artículo publicado en enlace del Espacio Woody/Jagger.