Rodrígo de Pertegás, 14 (Valencia)
Estación Base de telefonía Móvil
La Cruz del Grao rompe el silencio
Valencia, 24 de junio de 2020
Día internacional de la contaminación electromagnética
¿Cumplen las antenas base de telefonía móvil la normativa?
A pie de calle para poder realizar un sondeo de lo que representa el respeto a la distancia mínima recomendada y la repercusión de la contaminación electromagnética en la salud (no sobre covid19), hurgamos en un estudio epidemiológico realizado en Alemania en 2004 (denominado estudio Naila) que recomienda una distancia de al menos 400 metros entre una antena base de telefonía móvil y la vivienda más próxima.
Así, de entre las referencias que se podrían encontrar en urbes modernas y como caso de estudio y ejemplo de lo que no se debería permitir por parte de las autoridades, indagamos en el caso de la Estación Base ubicada en la azotea del edificio nº 14 de la calle Rodrigo de Pertegás de Valencia, en cuyo radio de menos de 200 metros se encuentra un Centro de Salud y una Piscina Pública, aunque se percibe todavía como más grave la escasa distancia de viviendas (menos de 30 metros) del citado monstruo de Telefonía Móvil.
En las inmediaciones, ninguno de los vecinos entrevistados y residentes en este radio de contaminación, ha recibido nunca jamás un técnico experto en representación de las compañías propietarias, ni de las administraciones locales, autonómicas o del estado que haga mediciones para controlar las radiaciones. Las compañías titulares, según el Mapa de Estaciones Base de Telefonía Móvil del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital (Gobierno de España) en su Geoportal, son: Telefónica Móviles, Orange Móvil, Vodafone Antenas, y Xfera Móviles, S.A. Es decir, ni más ni menos que cuatro torres de antena de cuatro operadoras diferentes en un mismo edificio de viviendas.
Ninguno de los vecinos entrevistados por MAKMA a fecha de 24 de junio de 2020, Día internacional contra la contaminación electromagnética ha recibido llamadas, atención ni visitas de control por técnico ninguno: «se ve a técnicos en la azotea al parecer midiendo la cobertura y revisando las instalaciones, pero jamás han venido a casa a medir la radiación de ningún domicilio del vecindario», afirma Pilar Sedano, una de las vecinas que lleva 10 años viviendo allí, y en cuyo edificio situado enfrente, después de este tiempo, prácticamente la mitad de las viviendas están deshabitadas.
Sedano, adquirió la vivienda sobre plano, y durante la construcción del edificio que concluyó en 2007: «no me permitieron subir a ver el piso», afirma. Cuando le entregaron las llaves, vio las torres de telefonía y no le hizo ninguna gracia, pero ya había realizado la compra y tras la espera, lo que quería era tomar posesión de la vivienda, así que se resignó. Eran los años en los que la burbuja inmobiliaria tocaba techo y había que darse prisa pues los precios subían de un día para otro.
En los citados domicilios cercanos, el tiempo de reclusión por la pandemia ha hecho sufrir doblemente las radiaciones a los vecinos: son datos de dominio público que el uso de teléfonos móviles durante este tiempo se ha multiplicado, al igual que se disparan los síntomas de insomnio, taquicardias y ansiedad que provocan las radiaciones, y que es ya reconocido por la OMS que la radiación de telefonía móvil puede incidir en la aparición de cáncer. Los vecinos, entre los que hay mucha gente mayor no lo comprenden muy bien, comentan los residentes de menor edad más sensibilizados con el problema.
Como suele ocurrir, los más afectados son los más indefensos. El barrio La Creu del Grao de Valencia (en España), es un barrio humilde y la colocación de la Estación Base está próxima a otro barrio de clase social más desahogada, el de la Av. de Francia y Centros Comerciales, a los cuales, seguramente les llegará cobertura en sus líneas gracias al primero.
Y visto lo visto, es más que fundada la sospecha del incumplimiento de los parámetros que la Conferencia Internacional sobre la ubicación de antenas para móviles que bajo el lema Ciencia Aplicada y Salud Pública, se celebró en Salzburgo en junio del año 2000, y en la que se hace constar que los derechos para la instalación y operación de antenas de telefonía deberían estar sujetos a un procedimiento de licencia cuyo protocolo debería incluir los siguientes aspectos:
· Información previa e involucración activa de la ciudadanía local.
· Inspección de ubicaciones alternativas.
· Protección de la salud y el bienestar.
· Consideraciones para la conservación del paisaje rural y urbano.
· Computación y medidas de exposición.
· Inspección y monitorización (seguimiento) tras la instalación.
Aquella cumbre, también recomendaba la creación de una base de datos nacional a nivel gubernamental que suministre detalles de todas las estaciones base y sus emisiones, y que las nuevas antenas fueran planificadas para garantizar que la exposición sea lo más baja posible en los lugares donde la gente permanece más tiempo, dentro de unas pautas estrictas de salud pública.
El caso es que las referencias de radiación que aparecen en la citada web del Ministerio muestran unos valores de medición que parecen “fruto del interés de las propias compañías”, asegura Juan Pérez, otro de los vecinos. Que añade “No hay más que ver que los índices de radiación de las 4 antenas no aparecen siquiera sumadas, aparecen de manera individual, y “ni se han preocupado en trenzar los cables, que parece que reducen la radiación electromagnética”, añade.
Ante la presión de las grandes compañías de telefonía móvil por la instalación de antenas de tecnología 5G, ya prohibidas en países como Suiza, el temor y la incertidumbre crecen en la comunidad de vecinos de La Creu del Grau.
Vicente Chambó
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