Sonia Barba. Fin de fiesta

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‘Fin de fiesta’, de Elena Manrique
Guión: Elena Manrique y Chus Vallejo
Reparto: Sonia Barba, Edith Martínez-Val, Beatriz Arjona, Moussa Sylla y Carlos Manuel Díaz
103′, España, 2024

La película ‘Fin de fiesta’, dirigida por Elena Manrique y protagonizada por Sonia Barba, Beatriz Arjona y Edith Martínez-Val, logra ponernos frente al espejo y obligarnos a mirar con detenimiento el tipo de sociedad que estamos construyendo. 

La ópera prima de Elena Manrique se estrenó en el Festival de Toronto y debutó en la Seminci de Valladolid con el premio Pilar Miró a la mejor nueva dirección. No obstante, aunque se trate de su debut como cineasta, Manrique proviene de una consolidada trayectoria como productora en películas tan reconocidas como ‘El laberinto del fauno’ (Guillermo del Toro, 2006) o ‘Celda 211’ (Daniel Monzón, 2009). 

La trama argumental de ‘Fin de fiesta’ recuerda a aquellas primeras películas de Pedro Almodóvar por su talante costumbrista y su trama enredada. El filme nos muestra la indolente vida cotidiana de Carmina (una adinerada mujer que reside en un pueblo andaluz), en cuya casa señorial se cuela Bilal (Edith Martínez-Val), un migrante africano que ha cruzado el Estrecho en patera cargado de silencios y secretos. La relación entre el habitante del cobertizo, la señora (Sonia Barba) y la trabajadora que limpia la casa, Lupe (Beatriz Arjona), deja al descubierto una serie de roles y actitudes contrariadas que podrían ser determinantes para el futuro de Bilal en este país. 

El escenario sobre el que se desarrolla la trama es una casa señorial con un gran jardín donde la vida parece transcurrir sin demasiadas intromisiones hasta la llegada de Bilal, que despierta el interés de Carmina y con quien los días parecen resultarle, progresivamente, más amenos.

La película, que está llena de contrastes, consigue reflejar fielmente las diferencias entre clases sociales, con personajes que, en este caso, entran en un juego macabro donde se impone una visión racista y deshumanizante que nos cuestiona tanto como nos incomoda. 

La interpretación de la protagonista, Carmina, nos devuelve a ese lugar de la infancia donde la maldad se vive con cierta inocencia, despojada en su totalidad de responsabilidad debido a sus privilegios de clase. La actriz Sonia Barba –igualmente, escritora y directora de Prostíbulo Poético (un vis a vis de poesía, happening y performance)– representa a un personaje hilarante e impulsivo con el que logra encarnar de manera sobresaliente a su primera protagonista en pantalla grande .

Fin de fiesta. Sonia Barba

¿Qué puedes contarnos sobre el título de la película?

Es anecdótico porque tuvimos que cambiar el título original de ‘Se acabó la fiesta’ a ‘Fin de fiesta’, ya con todo hecho, porque Alvise [Pérez] sacó tres eurodiputados cuatro días antes; sin duda, no nos lo esperábamos. Parece que el fascismo ahora es una fiesta, y es una vergüenza. En sí misma, parece una profecía autocumplida. 

¿Resulta complicado interpretar a un personaje con tantas contradicciones? ¿Ha supuesto un reto moral?

Desde el principio, Elena y yo tuvimos muy claro que era importante entrar en el juego de caer bien al público, pero actuar mal. Nosotras no queríamos hablar de lo que está bien y lo que está mal, sino de hacer las cosas bien o mal. Carminas conocemos todas y queríamos que el tono no fuese educativo ni panfletario, sino que se adentrase en la profundidad del propio personaje. Sabes quién es a través de cómo se comporta: parece un decálogo de todo aquello que no debemos ser. 

Cuando comenzamos con el rodaje, yo estaba convencida de la maldad de mi personaje. Sin embargo, como actriz, no puedo juzgar a los personajes que interpreto; se trata de defender quiénes somos. He disfrutado muchísimo de interpretar a Carmina. Me dio mucha libertad; la libertad de hacer lo que no se espera de mí.

Fin de fiesta. Sonia Barba. Elena Manrique
La actriz Sonia Barba y la cineasta Elenea Manrique durante el rodaje de ‘Fin de fiesta’. A Contracorriente Films.

Es cierto que la protagonista tiene mucho poderío. ¿Te has sentido más libre al interpretarla?

Yo siempre digo que, con Carmina, solo tengo en común que nos gusta beber champán a mediodía y que todo lo que nos ponemos nos queda bien. Pero me ha dado una idea más real de lo que es tener privilegios, este que no te importe mucho nada. La libertad de hacer lo que no se espera de mí.

Al final, Elena siempre habla sobre la importancia del compañerismo entre las clases sociales humildes: los hijos de Lupe irán al mismo colegio que los de Bilal y nunca irían con los hijos de Carmina. La solidaridad no es un juego que nos venden las clases privilegiadas. Ahora parece que sufrimos de disforia de clase; por hacer un viaje a un hotel nos creemos clase media y los ricos se disfrazan de pobres. Vivimos en una distopía. 

En ese marco de fricciones sociales que perfila ‘Fin de fiesta’, la sexualidad resulta ser un elemento clave, tan determinante como latente.

La mirada de Bilal sobre Lupe queda muy abierta a la interpretación; por ejemplo, esta sutileza en el mirar igual que la posible atracción entre Bilal y Carmina. Hay muchos interrogantes. La ambigüedad entre el género y la sexualidad permite que el espectador pueda cerrar la historia a su antojo, y así es como la historia puede seguir respirando. Hay un paralelismo entre Carmina y el resto de personajes con lo que es Europa: hacer lo que nos apetece siempre sin ver lo que tenemos delante.

En ese sentido, ¿cómo ha sido tu experiencia de rodaje y relación con el resto del elenco?

Estuvimos un mes de ensayo y dos semanas en la finca en un pueblo de Huelva, a 60 kilómetros de Sevilla, donde nos alojamos y desde donde acudíamos a rodar. El rodaje fue una maravilla porque hicimos nuestro el espacio y la conexión fue muy potente. 

Estábamos alojadas en los mismos apartamentos, hablábamos mucho de la película, hasta construimos un final alternativo. Deseábamos romper el cobertizo desde dentro; cuando se lo llevaron, se nos caían las lágrimas por no poder destruirlo. 

Mi primer personaje ha sido un regalo, un reto, un aprendizaje. He aprendido mucho de Beatriz y de Edith, se creó una relación muy especial; también con Elena y Joachim. Yo era una desconocida que tuvo que sostener gran parte del peso de la película y hubo un momento en el equipo en el que se desató la confianza absoluta. 

¿Qué anéctodas inopinadas encierra la producción de ‘Fin de fiesta? 

En la película hay dos personajes más, que son la casa y el pavo: un jardín del Edén. De hecho, Elena siempre cuenta que el narrador de la película es el pavo, una especie de fábula de Esopo. El discurso sobre los cuatro pavos que había en el cortijo se lo cogimos a la dueña de la casa; es real. Es más, quisimos que el pavo saliese en la película y tratamos de educarlo para poder grabarlo. Ya nos advirtió la dueña que tendríamos que hacernos a sus rutinas, porque son imposibles, y terminamos parando el rodaje para aprovechar y grabarlo siempre que aparecía.

Ahora que has debutado en el cine encarnando a tu primera protagonista, ¿qué piensas sobre el sesgo de edad que sufren las actrices en la industria?

Yo creo que es un tema que siempre ha estado presente. Vi un documental sobre Elizabeth Taylor en Max y la actriz ya lo comentaba en los años 60. No creo que sea un tema del que nos beneficie seguir hablando o que nos ayude a superarlo. Gracias a esas mujeres que han decidido ponerse al otro lado de la cámara, la mirada se ha transformado y hemos podido tener las mismas oportunidades. Además, hay grandes actrices mayores que son imprescindibles.