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Sorolla, rastreador de tendencias | Merche Medina
MAKMA ISSUE #06 | Sorolla Poliédrico
MAKMA, Revista de Artes Visuales y Cultura Contemporánea, 2023
«La moda no es algo que existe solo en los vestidos. La moda está en el cielo, en la calle, la moda tiene que ver con las ideas, con la forma en que vivimos, con lo que está sucediendo”, advertía Coco Chanel (1883-1971). Una pionera que trascendió con su legado, tan efervescente como práctico, las tendencias de la belle époque y cuyo apotegma, además de condensar la visión vanguardista de la diseñadora francesa de alta costura, nos permite asentar una conexión intrínseca con diversos aspectos de filosofía pictórica de Sorolla.
No en vano, la moda era, atendiendo a las razones de Chanel, un zeitgeist total, un fenómeno que trascendía la mera confección de prendas para convertirse en una manifestación de las ideas y el modus existencial. Así, la cita resuena con la obra de Sorolla, donde la moda no es solo un adorno superficial, sino una manifestación profunda de la identidad cultural de su tiempo.
De este modo, la convergencia del arte y la moda durante la belle époque encuentra una expresión excepcional en la obra de Joaquín Sorolla. Su enfoque impresionista, centrado en la captura de la luz y la vida cotidiana, se revela como un lienzo intrincado que fusiona la elegancia de la moda con aquella grácil atmósfera. Sus obras deben entenderse, en este sentido, como cápsulas temporales que nos conducen a un contexto donde la moda, sorteando el mero accesorio, debía postularse en medio para definir y expresar quiénes eran (fuimos) como sociedad.
En consecuencia, sus pinceladas capturaban una luz que, lúdicamente, se aventuraba sobre la ropa y la piel de sus retratados, proporcionando una representación realista e, igualmente, una inmersión emotiva en la escena. Sus lienzos familiares, retratando a su esposa e hijos, se convirtieron en testimonios íntimos de la moda cotidiana de la que fue testigo.
El vestir como narrativa estética en la obra de Sorolla
En sus retratos, Sorolla no solo pintaba la moda; la convertía en una narrativa estética que iba más allá de la representación superficial de la vestimenta. La paleta de colores que elegía, los juegos de luz que incorporaba y la atención meticulosa a los detalles de la indumentaria revelan su compromiso con la moda intersecular.
En ese sentido, “Sorolla es un rastreardor de tendencias, lo que hoy en día denominaríamos cool hunter. Es un detective de formas de vida, de actitudes que plasma en sus retratos rebosantes de elegancia y glamour”, rubricaba Lorena Delgado, conservadora del Museo Sorolla, en el catálogo de la exposición ‘Sorolla y la moda‘, comisariada por Eloy Martínez de la Pera y que organizó el Museo Thyssen-Bornemisza durante 2018.
Tomemos el ejemplo pictórico de tres de sus obras, a mi juicio, más representativas por razones de sutileza y compartida predilección.
‘Clotilde en la playa’ (1904) constituye una indagación visual de la moda que, esencialmente, se erige como una metáfora estilística de la belle époque, marcada por la fusión de la opulencia y la evolución cultural. Clotilde, la esposa del pintor, personifica la feminidad de la época a través de un traje de algodón blanco que encapsula las tendencias contemporáneas junto a las aguas de la costa de Biarritz. La elección de esta vestimenta revela una convergencia de la elegancia con la necesidad práctica, evidenciando la transición de los cánones estéticos en la vestimenta femenina.
La escrupulosidad de Sorolla al capturar la textura del traje, así como la translucidez de las aguas circundantes –que atestiguan su virtuosismo técnico–, insinúan una consideración reflexiva de la interacción entre la moda y el entorno marítimo. La paleta de colores suaves y la luminosidad característica de Sorolla añaden una dimensión estética, vinculando la vestimenta tanto a las convenciones estilísticas como a la experiencia sensorial del ambiente costero.
En ‘Paseo a orillas del mar’ (1909), por su parte, la elección de atuendos blancos y livianos destaca la influencia de las tendencias diurnas y la búsqueda de comodidad sin sacrificar la elegancia. Los vestidos, dotados de una paleta de colores tenues y contrastes calculados, emergen como dispositivos iconográficos fundamentales. La elección consciente de vestimenta blanca, que se armoniza con la exuberancia del entorno marino, no solo resalta la destreza técnica del artista, sino que simboliza la convergencia de la moda diurna con la contemplación marina.
La técnica lumínica de Sorolla, además de alumbrar los pliegues de las prendas, subraya la transparencia de las texturas, revelando el ingenio del pintor al materializar la evanescencia de los tejidos. Este enfoque minucioso exalta la moda como objeto estético y sugiere una profunda comprensión de la relación simbiótica entre la luz ambiente y la percepción de la moda.
Acudamos, entonces, a ‘Después del baño. La bata rosa’ (1916), un fascinante estudio que, amén de inmortalizar un momento íntimo, ofrece una ventana a la complejidad de las percepciones culturales de la moda y la sensualidad en el cambio de siglo. La elección de la bata rosa como foco central compulsa la habilidad de Sorolla para comunicar la esencia emocional de su sujeto.
La bata, con su tonalidad suave y delicada, se convierte en un símbolo de feminidad cuya atención meticulosa a la textura y al juego de luces sobre la tela demuestran la pericia del artista para plasmar la apariencia y la experiencia sensorial más allá de aquella epidermis costumbrista, en la que la pose relajada y natural de la figura refleja una intimidad genuina, donde la sensualidad no es forzada, sino una consecuencia natural de la vida cotidiana.
Influencia de Sorolla en la moda contemporánea
Al examinar estas obras bajo la refulgencia de la moda contemporánea, la influencia de Sorolla es evidente en diseñadores que han adoptado su enfoque delicado y su atención a la luz, capturando la elegancia atemporal que define sus cuadros. Asimismo, la estética (hoy litúrgicamente vintage) y la atención meticulosa a los detalles en la representación de la ropa de Sorolla continúan resonando en la moda actual, verificando su perdurable impacto.
Uno de los diseñadores contemporáneos que ha evidenciado, en cierto modo, la influencia sorollesca es Christian Dior. En sus colecciones, Dior ha canalizado la delicadeza y sofisticación que caracterizaban la vestimenta de la belle époque, reflejando la atención al detalle que Sorolla dedicaba a cada pliegue de la tela. En particular, los vestidos etéreos y las paletas de colores suaves de Dior pueden rastrearse hasta las representaciones de Sorolla, que destilaban una elegancia sin esfuerzo.
Otro exponente de la moda contemporánea en la que resulta reconocible el influjo sorollesco es Carolina Herrera. La diseñadora venezolana-estadounidense ha incorporado elementos de la belle époque en sus creaciones, rindiendo homenaje a la feminidad y a la exquisita atención a la moda que caracterizaban la era del pintor valenciano. En sus diseños, se puede percibir la misma gracia y elegancia que se encuentra en los retratos de Sorolla.
La estética de Sorolla también ha dejado su impronta en diseñadores emergentes, como el canadiense Erdem Moralioglu. Con su enfoque en la feminidad romántica y la atención a los detalles en las texturas de las telas, Erdem manifesta una indudable consanguinidad con el enfoque técnico de Sorolla y su capacidad para plasmar la moda como una forma de arte visual.
Sin embargo, la persistente presencia de Sorolla en el mundo de la moda desfila por la pasarela general de la industria, más allá de los ecos de diseñadores específicos. La obsesión contemporánea por la atención al detalle, la calidad artesanal y la búsqueda de la belleza atemporal se entrelazan con la filosofía que Sorolla aplicaba a su arte.
Este artículo fue publicado en MAKMA ISSUE #06 | Sorolla Poliédrico, en noviembre de 2023.
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