Spaña. Una obra de Xavo Giménez.
Estreno: Teatre Micalet
C/Mestre Palau, 3. Valencia.
Del 7 al 12 de Octubre de 2015.
Ir al teatro y sumergirte en una Spa donde nos vamos a relajar riendo, parece un sueño, mas no lo es. La compañía Purna Teatre trae hasta el corazón de la ciudad una obra que nos hace reír, pensar y también olvidar con salero aquellos años de despilfarro en la capital del Turia. El teatro El Micalet como siempre estaba lleno, está claro que esto del humor descarnado, de trazo grueso y sobre las penurias que nos han tocado vivir, aún tiene fuelle para rato. Dos mesas de terraza de bar y sus correspondientes sillas son el único mobiliario que tenemos como referencia, y como el escenario de El Micalet está a ras de suelo hace que nos sintamos más dentro de ese templo de cervezas y bravas., de goles y de cabreos: El Bar.
La voz en off nos anuncia que la obra se ha terminado, algunos asistentes ríen, pero antes de casi acabar la locución, unos aplausos nerviosos pero contundentes, resoplan por las butacas.
En las primeras filas están Pau Blanco y Xavo Giménez, los dos actores cómicos que durante los próximos minutos nos harán reír de vergüenza. De vergüenza por asistir a lo que hemos asistido en éste país y no ponernos a llorar.
Spaña es el título de la obra, y su trama orbita alrededor del carácter español, ese que nos hace creernos en la piel de toro los mejores del mundo, con los mejores productos y las mejores fiestas. Después de sus autoaplausos pasan a adular todo lo que hay en este país, sus maravillas (“los mejores corruptos del mundo”). La feroz crítica a la que nos tienen acostumbrados desde la compañía, en este caso quiere indagar en el falso y muy absurdo ego que parece brotar de nuestro interior cuando queremos ensalzar “nuestras glorias a España”.
Un camarero habla con su cliente, con un estilo que roza los fantásticos sketches de El Culebra y el Cabesa, dos actores sevillanos que desde youtube han conseguido alcanzar la fama, por descontado nuestros protagonistas utilizan el humor más casero, pero con una propuesta similar, porque, ¿a quién contarle las penas del país mejor que a un camarero?, ¿hay mejor tertulia política o deportiva que la mojada barra de un bar?
Como ya hemos dicho, las befas sobre la situación de Spaña y también de la comunidad, van sucediéndose en las diferentes situaciones de la obra, como curiosidad podemos decir que la escena donde el ínclito Paco Camps habla con Carlos Fabra en la zona para comunicar de la cárcel, y su uso de las mesas y las sillas, es sencillamente sublime. Y digo sublime porque en un futuro no tan lejano, o quizás en éste presente inmediato, esta situación de ver a Camps yendo a la cárcel a reunirse a su viejo amigo Fabra, no es tan descabellada. Y ahí en la cárcel del abuelo, nos daremos cuenta de cómo en los años del pelotazo nos ha robado casi impunemente.
Esta representación, que juega con el subconsciente colectivo de saber la idiosicrasia de un país tan peculiar como el que pisamos, utiliza a la vieja política y tal vez por ello sea una de la últimas veces que veremos éste argumento. Sin Rita, Camps o Fabra, las próxima parodias versarán sobre Oltra, Puig o Iglesias, algo que nos hace entender que algo ha cambiado, que hemos tirado la naftalina y lo más importante, que comienza una nueva era para el humor valenciano.
Javier Caro
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