Remando en el mismo barco (IX) | Testimonios de parejas dedicadas a la cultura
Con los actores y directores Rebeca Valls y Nacho Diago (mago y productor)
Domingo 5 de julio de 2020
«No quiero realidad. Quiero magia». Esta frase que Tennesse Williams puso en boca de Blanche du Bois en ‘Un tranvía llamado deseo’ podía ser, también, el lema de Nacho Diago. Desde la tierna infancia creció fascinado por el ilusionismo y, a partir de los 15 años inició una carrera que de forma progresiva le llevó a la cumbre, en 2005, al ganar el primer premio en el XXVII Congreso Mágico Nacional, que lo acreditaba como el mejor mago de España.
Desde hace 11 años comparte su vida con Rebeca Valls, heredera de una estirpe de artistas. “Nos conocimos en un programa que presentaba para la anterior televisión autonómica valenciana, ‘L’Escenari’, que se grababa en el mítico café teatro de Alcoy”, cuenta Valls. “Nacho vino a actuar. Nos gustamos, nos llamamos un tiempo después y empezamos a salir. Diez años más tarde nació nuestra hija Alma. Ahora somos cuatro contando a nuestra perra ‘López’”.
Diago estudió las carreras de Ingeniería Agrónoma y Arte Dramático, pero sin abandonar nunca su formación autodidacta en el mundo de la magia. “Cuando empecé no existía Internet y había que buscarse la vida”, comenta. “La única manera de aprender técnicas era en los libros o con la ayuda de magos experimentados. En ese aspecto no hay problema porque formamos una hermandad unida por fuertes vínculos vocacionales, tal vez porque este es un oficio minoritario y peculiar”.
Valls y Diago son creadores natos. Ella es actriz y también directora de teatro y él mago, director, creador y productor de sus propios espectáculos. “Al dedicarnos al mismo oficio, nos comprendemos y nos ayudamos el uno al otro”, dice Diago. “Rebeca participa de modo activo en mis espectáculos, tanto en el proceso de creación como de ayudante de dirección cuando necesito una visión externa”.
“Nacho no participa directamente en mis espectáculos, pero me ayuda hablarlos con él, compartir dudas, proceso, crisis que surjan, etcétera”, añade Valls. “O, simplemente, llevándolo a un ensayo para después compartir el resultado y aportar, también, una visión externa. Las sinergias que se producen entre nosotros son enriquecedoras tanto a nivel profesional como de pareja. ¡Vernos currar es excitante!”.
Diago pondera el excelente nivel de la magia en nuestro país, como demuetra que el actual campeón internacional sea español y de Castellón: Mago Yunque (Salvador Vicent). “Juan Tamariz ha sido un referente para todos los de mi generación, pero hoy existen magos escénicos fantásticos”, dice. “Al ser también actor, además de la técnica o la originalidad, cuido al máximo la dramaturgia de cada espectáculo”.
Lo que más les inquieta a esta pareja de artistas, a causa de la situación creada por la pandemia, es la incertidumbre. “Y la falta de apoyo y de confianza. En general es una época en la que creo que nos toca convivir con algo más de incertidumbre que de costumbre. Y no solo por el trabajo, también por la salud”.
Les preocupa su sector, profesionales técnicos incluidos. “Nos preocupa que los espectadores tengan miedo y no vayan al teatro. Y que, en consecuencia, los programadores no confíen y caigan los bolos programados. También la subsistencia de las salas, de las compañías y de los correspondientes proyectos. Es un momento delicado para todos y tenemos que apoyarnos los unos a los otros. Creo que es el mensaje fundamental que hemos aprendido a raíz de esta crisis”.
Apelando al impulso y resistencia que les otorga su vocación, confían en salir del bache. “La gente que como nosotros se dedica a profesiones tan poco estables lo hace porque lo necesita. Es vital para nuestra felicidad y realización. Es nuestro modo de comunicarnos con el mundo y los demás, de contar algo en esta vida. A pesar de tantas trabas y dolores de cabeza, encontramos en ello una recompensa. Así que, sí, pensamos seguir en la lucha, adaptándonos a las necesidades de cada momento y con mucha ilusión y más esfuerzo, si cabe”.
En su opinión, el Gobierno y las instituciones autonómicas “deberían respetar y pagar los proyectos ya contratados, destinando el dinero que ya estaba concedido a ellos. Y ayudar, de algún modo, a las empresas privadas para que puedan salir de esta crisis. Es urgente que la cultura sea una prioridad, ponerla en el lugar que merece como ocurre en el resto de Europa”, concluyen Valls y Diago.
Bel Carrasco
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