Tennessee Williams

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Tras la intensidad climática de Tennesse Williams
Cultos y bronceados (XII)
Verano de 2024

El verano, con su simbolismo y su intensidad climática, ocupa un lugar central en la obra de Tennessee Williams. En las piezas del dramaturgo de Misisipi, no es solo una estación del año, sino un estado emocional que acentúa la tensión, el deseo y el conflicto entre los personajes. A través de sus obras, Williams utiliza su calor abrasador para desentrañar las pasiones humanas más profundas y revelar las fracturas en la psique de sus personajes. Actúa, así, como una metáfora de la intensidad emocional y la opresión psicológica.

La metáfora del verano en la dramaturgia de Tennessee Williams
Marlon Brando. Vivien Leigh. Un tranvía llamado Deseo. Elia Kazan. Tennessee Williams. Verano
Marlon Brando se abre en canal al verano, junto a Vivien Leigh, en una sudorífica escena de ‘Un tranvía llamado Deseo’ (1951), de Elia Kazan.

En obras como ‘Un tranvía llamado Deseo’ y ‘De repente, el último verano’, el calor estival exacerba las tensiones latentes y los deseos reprimidos. La atmósfera asfixiante se convierte en un catalizador que desencadena inopinados y trágicos desenlaces.

En ‘Un tranvía llamado Deseo’, la canícula de Nueva Orleans refleja la presión interna que sienten los personajes. Blanche DuBois, un ser atormentado por su pasado y sus ilusiones, encuentra en el verano una especie de espejo de su propio colapso emocional. La constante referencia al calor y la necesidad de refugiarse de él subraya su vulnerabilidad y la creciente sensación de desesperación. La atmósfera sofocante intensifica el drama, haciendo que los enfrentamientos entre Blanche y Stanley Kowalski sean aún más explosivos y cargados de energía sexual.

De repente, revelaciones y catarsis

En ‘De repente, el último verano’, el tórrido ferragosto es el escenario de revelaciones perturbadoras y verdades ocultas. La historia gira en torno a la muerte misteriosa de Sebastian Venable, un poeta que murió en circunstancias violentas durante un viaje de asueto estival por Europa. Su prima, Catharine Holly, es testigo de los hechos y sufre las consecuencias psicológicas de lo que presenció. A través de sesiones de terapia, la verdad sobre la muerte de Sebastian se va desvelando, revelando un verano cargado de decadencia y desenfreno.

El calor y sus exuberancias sirven como telón de fondo para la liberación de las verdades reprimidas y los traumas no resueltos. En esta obra, el verano simboliza tanto el esplendor como la descomposición, reflejando la dualidad del ser humano y sus pasiones. Su intensidad actúa como un vehículo para la catarsis de sus protagonistas, forzándolos a confrontar sus demonios internos.

Un conflicto emocional y sexual

La sexualidad es un tema recurrente en la obra de Tennessee Williams, y el receso estival a menudo proporciona el contexto ideal para explorarla. El calor no solo encoleriza los conflictos, sino que también despierta deseos latentes y potencia la sensualidad de los personajes. En ‘El zoo de cristal’, la llegada de Jim O’Connor en una noche cálida trae consigo una promesa efímera de cambio y deseo. En ‘La gata sobre el tejado de zinc caliente’, el perpetuo sur estadounidense crea una atmósfera de opresión y anhelos insatisfechos. El calor casi palpable intensifica las tensiones entre Brick y Maggie, y entre Brick y su padre, Big Daddy.

La tensión sexual subyacente en el matrimonio de Brick y Maggie se ve exacerbada por el calor sofocante, convirtiendo su hogar en un espacio de conflicto emocional y sexual.

Entre la desintegración y la transformación

El verano, en la obra de Tennessee Williams, no solo simboliza la intensidad emocional y sexual, sino también la desintegración y la transformación. En ‘El largo adiós’, representa un periodo de transición y cambio. La juventud y la inocencia se desvanecen, dando paso a una madurez cargada de desilusión y pérdida. El sempiterno calor actúa como un facilitador para el crecimiento y el deterioro, subrayando la fragilidad de las esperanzas y sueños humanos.

‘Orpheus Descending’, por su parte, presenta un verano marcado por el conflicto y la transformación personal. La llegada de Val Xavier a una pequeña ciudad del sur durante la sofocante estación desencadena una serie de eventos que alteran la vida de los habitantes y simboliza el fervor de las pasiones reprimidas y el deseo de libertad y cambio, cuyas transformaciones personales están intrínsecamente ligadas a la intensidad del estío, que actúa como un reflejo de su agitación interna.

Un verano omnipresente y multifacético

El verano es mucho más que una estación; es una poderosa herramienta narrativa que intensifica el drama y revela las complejidades de la naturaleza humana. A través del calor sofocante y su atmósfera cargada, Williams explora las profundidades del deseo, la opresión, la revelación y la transformación. El verano, con su simbolismo multifacético, se convierte en un elemento esencial para entender la psicología de los personajes y la dinámica de sus relaciones. La obra de Williams nos muestra cómo el entorno climático puede reflejar y magnificar las luchas internas, haciendo del verano un protagonista silencioso pero omnipresente en su dramaturgia.