#MAKMAEstival | Tumbados a la bartola de lo cultural (III)
Con Pilar Tébar, Carlos Madrid, Eva Vizcarra, Farid Othman-Bentria Ramos, Milagros Pellicer, Daniel Cámara, María Ramis, Néstor Navarro, Raquel Bada, Jesús Ge, Marta González, Danae N, Pablo Vindel, Elsa Moreno, Iñaki Torres y Neus Flores
Como cada verano, indiferentes a las veleidades del clima (meteorológico, político y social), las vacas de raza asturiana de José Antonio García refrescan su ascenso a los pastos del Parque Nacional de los Picos de Europa oteando, con las patas sumergidas en agua glaciar, el fastuoso paisaje que el Ercina brinda a los excursionistas que ascendemos, sin fatigas, al más elevado de los Lagos de Covadonga. Para ellas solo es (solo debe de ser) una pausa recurrente en el camino.
A los allí presentes, que también observamos, nos brinda la oportunidad de zambullir la mirada en nosotros mismos, reteniendo por un instante el origen de cuanto nos provoca placer e, incluso, nos atempera intelectualmente. Un estado efímero que nos permite conectar con esas prioridades para las que no solemos disponer de tiempo durante el resto del año.
Porque si “el sabio uso del ocio es un producto de la civilización y de la educación” (Bertrand Russell), necesitamos darle más calado a esa mirada estacional de las ejemplares vacas de José Antonio para que aquella belleza natural nos afecte y acompañe más allá del descenso de todas las montañas. Y eso solo se consigue abriéndose al conocimiento de las vistas que habitan en la perspectiva de los demás.
Por ello, desde MAKMA hemos invitado a algunos amigos y colaboradores a que nos describan sus paisajes estivales (los de fuera, los de dentro) con el fin de educar la mirada y civilizar las emociones; una serie de testimonios que venimos publicando en sucesivas entregas.
Pilar Tébar: «Quizá este sea uno de los veranos más atípicos que recuerdo»
La pandemia manda en el calendario y este agosto está siendo más corto que nunca. Prácticamente no ha cesado la oferta cultural porque hay que aprovechar el buen tiempo para realizar actividades al aire libre.
En mi caso, hace tres meses que me incorporé a la dirección cultural del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, así que estoy aprovechando este mes para ir avanzando en los nuevos ciclos iniciados en julio y en otras jornadas y cursos que se desarrollarán en otoño. Lo que no quita para que me haya desplazado a Barcelona a disfrutar en el MNAC del románico y de la imponente instalación de Francesc Torres; también a València, a ver las siempre interesantes propuestas expositivas del Centre del Carme y del IVAM.
En breve, desconectaré unos días y me espera una pila de libros que espero devorar con ansia. No hay nada que me guste más que leer un buen libro a la sombra de un árbol después de un relajante baño de mar.
Carlos Madrid: «En cuanto a viajes, eso lo dejamos para el año que viene»
Artes escénicas: en general, he disfrutado del espectáculo de Eduardo Guerrero y de la adaptación de ‘La casa de los espíritus‘, ambas en Sagunt a Escena.
Música: entre las novedades, recomiendo ‘Grand Prix’, último disco de Benjamin Biolay, el cual me remite a otro disco suyo, ‘Home’, que grabó con Chiara Mastroianni en 2004 y que asocio siempre con el verano.
Cine: vista en el cine Babel, ‘Las cosas que decimos, las cosas que hacemos’, de Emmanuel Mouret, me parece de lo mejor que se ha estrenado este año en salas. Un gran guion y gran sensibilidad para tratar situaciones y relaciones ambiguas, confusas y delicadas.
Lecturas: acabé recientemente ‘El barón rampante’, de Italo Calvino (1957), la historia de un niño que decide vivir en los árboles sin tocar nunca el suelo y, aunque no suelo leer demasiadas novedades, ahora estoy metido en el ‘Libro de los Baltimore’, del joven Joël Dicker, acerca de dos familias llamadas Goldman.
En cuanto a viajes, eso lo dejamos para el año que viene…
Eva Vizcarra. ‘Un gran verano sembrando‘
Mirad, queridos, está siendo un verano maravilloso, no he parado de trabajar repasando nuevos proyectos de series y dos documentales nuevos que pronto os podré contar.
En agosto, dedicada cien por cien a las ‘Mujeres sin censura’ (arrancamos en nada el rodaje). He leído mucho y he visto mucho cine de la época de la Transición y de los 70 (me están volviendo loca). Libros de poemas y mucho sobre la Transición en el cine.
He descubierto a ‘El Madrileño’ –C. Tangana–, los Brincos, los Bravos y los Pequeniques, entre otros, que han llenado mis días estivales.
Cómo no, libros como ‘Noruega’, ‘Daniela Astor y la caja negra’ y la totalidad sexual del cosmos… Me encantaron las exposiciones del Centre del Carme y las pelis, pues a parte de todo el “destape», me fascinaron los docus ‘El chico más bello del mundo’ y ‘3 días en Quiberon’, Beuys … Y así podría estar todo el día.
No he salido mucho, la verdad. Sí a Villajoyosa, que me encanta. Estoy muy dedicada a mis películas… Un gran verano sembrando.
Farid Othman-Bentria Ramos: «El verano es un estado de ánimo más que una estación»
El verano es un estado de ánimo más que una estación, y venimos de unos tiempos extraños que nos han puesto a prueba día tras día. Así pues, mi estío lo he dedicado a buscar sombra en los parques de Madrid; leer con una sonrisa, porque es placer, destacando ‘Hamnet’, de Maggie O’Farrell; dejar algún trazo y verso nuevo sin perseguir editores; llevar a la práctica “el collar de la paloma”.
Revisitar museos que conozco con compañías de siempre, salas como las que exponían el cielo del desierto de Nuevo México a través de las pelvis, como ojos, en el tacto de color de Georgia O’Keeffe; y, sobre todo, en volver a las calles de Granada, celebrar los 80 años de mi madre y subir al Sacromonte, como quien peregrina a su memoria, un 18 de agosto, a afirmar que no hace frío ni calor, que siempre, siempre, hace Federico.
Milagros Pellicer. ‘Exprimir el verano entre la contemplación y la calma’
Aunque, de alguna manera, aprovechar, exprimir y apurar puedan entenderse como conceptos opuestos a los que transmiten serenidad, contemplación y calma, no encuentro mejor manera de definir mi descanso estival que fusionando todas estas ideas.
Leer frente al mar acompañada por el sonido de las olas, respirar aire fresco de la montaña tras una agotadora ruta (que no pensaba que mi cuerpo fuera a soportar) o volver a disfrutar en directo del concierto de uno de mis grupos favoritos, tras este largo tiempo en el que todo parece haberse vuelto telemático; esas pequeñas cosas que poco a poco han cobrado un nuevo valor en nuestras ajetreadas vidas.
Y en eso ha consistido mi verano. En aprovechar al máximo esos pequeños placeres de la vida. En viajar con mi familia (¡gata incluida!) y con mis amigos, en recorrerme la terreta de arriba abajo y, cuando apretaba el calor… ¡un roadtrip por el norte!
Un concierto: La MODA (Concerts de Vivers).
Un libro: ‘Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer’, de David Foster Wallace.
Una exposición: ‘El oro de Klimt‘ (Ateneo Mercantil).
Un curso: ‘El papel de la mujer en el arte’ (Museo del Prado).
¡Feliz verano!
Daniel Cámara: «He vuelto a uno de mis lugares favoritos: las salas de cine»
Este verano se planteaba bastante más prometedor que el pasado 2020, tanto social como culturalmente. A nivel personal, he vuelto a uno de mis lugares favoritos: las salas de cine, que han reabierto sus puertas ofreciendo los grandes estrenos estivales, siendo, de nuevo, un refugio para los cinéfilos.
Además, en muchas localidades como Burjassot (València) se pone en marcha, como cada año, el cine de verano al aire libre, donde se puede disfrutar de las películas en la Casa de la Cultura, un espacio abierto donde se reúne al pueblo con la proyección de películas estrenadas recientemente.
Por otra parte, las plataformas digitales como Netflix, Filmin o HBO son un gran aliado, ofreciendo un amplio catálogo de títulos cinematográficos que van desde lo más indie a lo más comercial, con un abanico extenso de posibilidades que se adaptan a todos los gustos y que podemos consumir desde la comodidad de nuestra casa.
María Ramis. ‘Celebrando mi tercera década entre ópera, site specifics y lecturas pendientes’
En esta sociedad en la que no paramos (ni ante las altas temperaturas), este año decidí adelantarme a la más que probable vorágine de tareas pendientes que me aguardaba y mis vacaciones coincidieron con el primer fin de semana de julio.
Para celebrar mi tercera década, cogí un tren que me llevó a disfrutar de la ópera ‘Carmen’, de Bizet, en el maravilloso Palau de la Música Catalana, un emblemático edificio modernista que enmarcó a la perfección un montaje original y la fuerza de la interpretación de la actriz protagonista.
Tras esta breve escapada, me he dedicado a compaginar trabajo pendiente, visitas a exposiciones, redescubrir sitios de mi ciudad (como la magnífica Pyncho&Co) y a bajar la pila de lecturas pendientes.
Entre todo esto, me gustaría destacar la instalación de Atila López, site specific para Las Cigarreras, ‘Naked singularity’, un hueco para el audiovisual experimental impulsado por el proyecto Negre. Entre las lecturas, ‘La muerte del artista’, de William Deresiewicz, me sigue sorprendiendo por su capacidad de poner por escrito pensamientos y charlas que se mantienen con compañeros/as que trabajan (o sobreviven) en el sector cultural.
Y para desconectar, entre vacunas estivales y efectos secundarios, mucho cine y series que quedaron aplazadas en su momento, como ‘Retrato de una mujer en llamas’, un cautivador relato que despieza y revisa la (muchas veces representada) relación entre modelo y artista.
El selfie veraniego es en el Mercat de Sant Antoni de Barcelona. La plaza de fuera se utiliza los fines de semana para hacer eventos y los domingos hay una feria de antigüedades, coleccionismo y cosas retro en general. Un descubrimiento inesperado.
Néstor Navarro. ‘Mi verano entre libros y nubes’
¿Para qué está el verano? ¿Para disfrutarlo? ¿O para quejarnos de lo corto que es y lo rápido que pasa?
El verano es eso que pasa entre nubes y hojas, entre pedaladas y sudor. Pasar entre coches que buscan aparcamiento, gente que anhela plantar la sombrilla en la playa y sentir como las nubes le tapan los rayos del sol. Al fin y al cabo vivo en el norte y sol, lo que se dice sol…, este año poco. Pero personas…, un montón.
A mí no me hace falta la playa, la tengo cerca todo el año y paseo por ella cuando la gente se va. Yo viajo de la Tierra Media a Dune, haciendo escala en la Fundación, mientras el siguiente cohete se prepara en el hangar para el viaje interdimensional en busca del Mundodisco que navega el cosmos a lomos de la tortuga gigante Gran A’tuin. Con un ejemplar de la ‘Guía del Autoestopista Galáctico’ en mi bolsa de mano nunca hay tiempo para el aburrimiento.
Y todo esto sin levantar el trasero del asiento del copiloto de un coche aparcado debajo de un árbol, con la ventanilla dejando entrar una suave brisa que mueve las hojas del libro.
Raquel Bada. ‘Sumida en lecturas enclavadas en otros lugares’
He atravesado –y disfrutado– el desierto que es València ciudad estos meses. La primera lectura, en la plaza de Alfonso el Magnánimo, que visito día sí, día no (es un poco París, un poco Roma). Las novelas son para el estío, y en mi caso también para releer. Descubrir una Letonia olvidada a través de Nora Ikstena en ‘Leche Materna’, que publicamos en Vaso Roto este julio.
Sumida en lecturas enclavadas en otros lugares, el Nápoles de Ferrante, esos ‘Tipos de agua’ que explica Anne Carson o los fragmentos de Safo en ‘Si no, el invierno’, aunque sea verano. Las crónicas de Amelia B. Edwards o Théophile Gautier que edita Círculo de Tiza. ‘Una pareja feliz’, de Mar Gómez Glez y desde ahí a Tokyo y Los Ángeles.
De cine, el ver proyectada ‘My Mexican Bretzel’ en el claustro del Centre Cultural La Nau –Nits de Cinema–, y para exposiciones, las charlas sobre la función del arte a través de ‘Aufhebung Project‘, en Railowsky.
Jesús Ge. ‘Un verano al máximo’
Algunos proyectos de envergadura me han tenido ocupadito este verano.
Finalmente, pudimos sacar adelante las jornadas de animación lectora JALEO (que llevamos siete años organizando Mar Benegas y yo). Aunque habíamos tenido un recorte presupuestario muy fuerte, pudimos reflotar la actividad. Afortunadamente, topamos con el Servicio de Educación del Ayuntamiento de València y, gracias a Maite Ibáñez (y Esteban Longares), pudimos solicitar una subvención que permitió celebrar las jornadas in extremis. ¡Y completamos el máximo de inscripciones posible!
Más tarde, en agosto, pude mostrar el trabajo de dos largos años pandémicos con el Taller de Teatro que coordino en mi pueblo: Olocau. Ha sido emocionante ver cómo personas que no habían tenido apenas contacto con la escena han desarrollado una capacidad expresiva impresionante y han dado todo de sí para sacar adelante las ‘Historias Mínimas’ de Javier Tomeo. Como veis, he estado trabajando hasta el último día.
Y como remate, poder disfrutar de un espectáculo como ‘Mulïer’, de Maduixa Teatre, en la plaza del pueblo ha sido emocionante. No puedo estar más contento.
P. D. Además de todo eso, obras también en casa.
Marta González: «El verano es el sonido del ventilador de fondo y olor a mar un día caluroso»
El verano es una buena época para, a pesar de nuestros inevitables quehaceres, poder conectar con la cultura y dejarnos llevar por un buen libro, una película nocturna con el sonido del ventilador de fondo, o una canción con auriculares y olor a mar un día caluroso.
En mi caso, este verano ha sido el año del “voy a hacer esto ahora que tengo más tiempo”, libros por leer y películas que llevaban demasiado tiempo en mi lista de Netflix.
Puesta a comentar mis prácticas culturales de este peculiar estío, recomendaría una lectura amena que quepa en el capazo de la playa. ‘Discurs sobre la materia sensual’, de Francesc Pané, ha sido mi aliado para las horas de sol y mar.
Por otro lado, la sitcom ‘The office’ ha hecho que mis desayunos se alargasen más si cabe y la hora de dormir se haya retrasado considerablemente.
No me puedo despedir sin recomendar explorar las ofertas culturales de mi ciudad, València, que este verano ha hecho que, entre muchas otras cosas, La Marina se llene de música con sus conciertos, acompañados de una agradable brisa marina que nos han hecho recordar que la cultura es necesaria y segura.
Danae N: «Lo único que importa es que las palabras nos ayuden a calmar la tormenta de verano que llevamos dentro»
Confieso que soy más de otoño que de verano; será que con el calor mi mente no me lleva a ninguna playa, sino que vuela a aquel pueblo de Alabama en donde jugaban Scout y Jem Finch. Y pienso en Atticus y en Gregory Peck, claro, porque para mí son uno.
Este verano de 2021, mi mente dispersa me pide cosas ligeritas, así que me he colado en la ‘Abadía de Northanger’, de Jane Austen, y he buceado en la historia de amor de su ‘Persuasión’ porque a veces me pongo romántica y, ya de paso, he recordado aquellos amores de verano que no fueron tal cosa y que no duraron más que una cerveza fría, pero, qué queréis que os diga, su recuerdo me dibuja una sonrisa.
En las noches pegajosas del norte, me decanto por los poemas de Benedetti, que me calman el insomnio. A mi vera también tengo a Patricia Benito, que los más puristas no considerarán poeta, pero, oye, una servidora lee su ‘Primero de poeta’ y se siente identificada. Supongo que, al final, lo único que importa es que las palabras nos ayuden a calmar la tormenta de verano que llevamos dentro.
Pablo Vindel. ‘Un poético elogio al corpo en Lisboa’
Si puedo escaparme, cada verano paso unos días en Portugal. Este mes, durante mi estancia en Lisboa, descubrí ‘Latoaria’, una sala de teatro independiente y residencia de artistas cerca del Largo da Graça. El viernes 6 de agosto acudí al estreno de ‘A dor de todas as ruas vazias’, de Tiago Vieira, un elogio al cuerpo, la poesía y sus marginalidades.
La palabra corpo constituye el inicio de cada intervención. Así, todas ellas empiezan por el cuerpo para acabar en el cuerpo: cuerpos que vibran, que convulsionan, engarzan unos con otros, alcanzan el clímax y después, y de nuevo, se encuentran en la palabra; la palabra como eje vertebrador de todos los cuerpos en escena y sentados en las butacas.
El ticket de entrada es un pedazo de texto recortado de un cuerpo textual más amplio. Tras plegar mi entrada de tres formas distintas, construyo mi propia definición de cuerpo, aquí y ahora:
«regressa do sul
enterra o que separa o dia
da noite
{ restolhar das serpentes }
a seiva mecendo ao sentir
o rosto contra o tronco»
Elsa Moreno: «Nuestras vacaciones son el momento óptimo para desarrollar lo que realmente nos interesa»
Como estudiante recién graduada, mi verano consiste en sacar adelante todos los proyectos que no pude durante el curso. Supongo que esto es así para todas las personas que queremos dedicarnos al arte pero estamos empezando: nuestras vacaciones son el momento óptimo para desarrollar lo que realmente nos interesa.
Cuando me sumerjo en un trabajo creativo, necesito buscar elementos estimulantes; exposiciones, lecturas y películas son lo que más alimenta mi imaginación.
En julio leí ‘Un amor’ (2020), de Sara Mesa, una historia extraña, perturbadora y magnética, con un estilo narrativo muy directo y gris. Visité la exposición ‘Francis Bacon-Lucian Freud. De profundis’, donde me sentí realmente conmovida por la obra de ambos artistas. Asistí a la proyección de ‘Las niñas’ (Pilar Pamero, 2020) y de ‘Otra ronda’ (Thomas Vinterberg, 2021) en la Filmoteca d’Estiu.
Actualmente, me encuentro investigando acerca de mujeres poetas de posguerra, entre las que destaco a María Victoria Atencia y Pilar Paz Pasamar.
Iñaki Torres. ‘Los paraguas son para el verano’
Verano pasado por agua. A pesar de esa nube plomiza todos los días sobre El Abra, largos paseos y charlas por la costa. Si los veranos fueran estados de ánimo, este evocaría, como anotaciones de un libro de apuntes rápidos, las canciones de ‘A Hard Day’s Night’ y una chica de largo pelo negro de la que andaba pillado hace más de cuarenta años (la primera de una lista lamentablemente demasiado corta).
A ese estado mental, nostálgico y húmedo, se suman las lecturas de Stefan Zweig (‘La lucha contra el demonio’) con los tórridos destinos de Hölderlin, Kleist y Nietzsche, y Ted Chiang (‘Exhalación’), con un futuro que ya es presente.
Pero para mí el verano no ha terminado. En unos días, cerraré el paraguas para buscar en el Cabo de Gata el sol que aquí ha pasado de largo.
Neus Flores: «Cannes ha sido una experiencia increíble»
Mi verano empezó en el Festival de Málaga, con las mejores estrellas del cine iberoamericano y las mejores tapas del Pimpi. Málaga siempre es un placer, buena gente y un clima inmejorable.
Una semana más tarde, ya en Barcelona, asistí a la exposición permanente del grafitero internacional Banksy, para días después viajar hasta el Festival de Cine de Cannes.
Cannes ha sido una experiencia increíble (y lo cuento en mi blog), y entre cócteles, celebridades y trabajo (retransmití un programa de radio especial, en inglés, en la radio RKB, desdes el booth de Radio France, dentro del Marché des Festival de Cannes), pude disfrutar de la gastronomía francesa en todo su esplendor: cruasanes, mejillones, vino y champán.
De vuelta, salidas por la Costa Brava y la Costa Dorada, además de algunos conciertos. India Martínez en el Festival Portaferrada o Gisele Jackson en el Festival Mas i Mas completaron la dosis cultural de los días más calurosos del año.
Durante el verano también he cerrado contratos con artistas y grupos y, además, me han seleccionado como juez para los GIVA Awards de Londres en octubre.
Debo admitir que no me ha quedado mucho tiempo para lecturas, pero puedo recomendar el nuevo libro de Matthew Tree sobre el racismo (‘No sóc racista, però…’).
Y, finalmente, agradecer el progreso de mis cortos cinematográficos ‘RIDE‘ y ‘SUB ADS’, que ya han sido seleccionados en INCORTO Y Festival Costa Brava. ¡Salud y cultura para tod@s!
Merche Medina
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