Un puño en la boca de las burbujas identitarias

Respecto al rostro, Emmanuel Lévinas desarrolla toda una ética de la alteridad a partir de este símbolo. Hay algo en la presencia física de los cuerpos que despierta un grado de empatía visceral. Sucede como con las artes escénicas. En cambio, a través de las redes sociales desaparece el rostro. Vemos muchas caras, constantemente, pero no vemos a la persona, que se convierte en una mera representación y queda deshumanizada.