‘WebinarsLaNau’ | ‘¿La fotografía miente?’
Con los fotoperiodistas Miguel Lorenzo y Eva Máñez
Moderador: Antonio Ariño
Miércoles 20 de mayo de 2020
¿La fotografía miente? Con esta inquietante cuestión ha puesto en marcha La Nau de la Universitat de València, a través de su Fundación General y en colaboración con el Ayuntamiento de València, la iniciativa online ‘WebinarsLaNau’, con la que se pretende someter a debate diferentes aspectos del azotado sector cultural. Para empezar, nada mejor que la reflexión en torno a las imágenes que con sumo cuidado tratan de ofrecernos los profesionales del fotoperiodismo, cuyo trabajo se halla expuesto al peligro de las fake news, o noticias falsas, y a la avalancha de imágenes que ahora producen los propios ciudadanos con sus móviles. Miguel Lorenzo y Eva Máñez han sido los encargados de intentar arrojar algo de luz, precisamente uno de los elementos con los que trabajan los fotoperiodistas a la hora de construir imágenes, a esa cuestión de partida.
Y bien, ¿la fotografía miente? Antonio Ariño, vicerrector de Cultura, introdujo y moderó el debate, haciendo alusión a la pertinencia de esa interrogación. “Bueno, ha surgido a propósito de la publicación de algunas fotografías durante los días en que comenzaban las jornadas denominadas de alivio y en las cuales no se estaban respetando las distancias interpersonales. Este es el pretexto para hablar de la profesión del fotoperiodista”.
Javier Bauluz, por poner uno de los tantos ejemplos, ya provocó agitado debate en el año 2000 a causa de su fotografía ‘La indiferencia de Occidente’, publicada en La Vanguardia. En dicha imagen, el objeto de la polémica ya giró en torno al problema de la distancia espacial y el encuadre. En ella, se veía en primer término a una joven pareja debajo de una sombrilla en una playa de Cádiz, mientras al fondo se podía contemplar el cadáver de un inmigrante africano que había intentado llegar ilegalmente a nuestro país. La imagen revelaba esa indiferencia de Occidente, a la que aludía el título, ejemplificada en esos dos jóvenes impasibles ante el drama que tenían al lado.
Luego se demostró, por otras fotografías del propio Bauluz, que los bañistas no estaban solos, sino que en un plano más general se veía a personal sanitario y policías atendiendo el cadáver. El nuevo encuadre dejaba claro que ni había tan poca distancia entre los jóvenes y el muerto, ni existía tal indiferencia puesto que las autoridades ya estaban haciéndose cargo del fallecido. Frente a las teorías posmodernas que entienden, como apuntó entre otros el filósofo Michel Foucault, que toda imagen se fabrica, existen quienes como el ensayista francés Georges Didi-Huberman abogan por mantener una actitud crítica, en lugar de la típica sospecha generalizada, en torno a las imágenes.
Ariño, mostrando algunas fotos más recientes, en las que aparentemente la gente no respetaba en la calle la distancia interpersonal tras suavizarse el confinamiento, planteó esta cuestión de la fotografía, el teleobjetivo y en qué medida los fotógrafos pudieran estar generando una impresión equivocada. “Estamos los fotógrafos, pero es que luego están los editores y los grupos editoriales que son los que utilizan nuestras imágenes y las eligen, y si no les gustan las nuestras utilizan las de agencias u otras. Dando por hecho que los fotoperiodistas somos honestos, vamos a decirlo así, hay otros editores que no lo son del todo”, resaltó Lorenzo.
“Si hasta esa fecha había un montón de virólogos y expertos en gestión de crisis, a partir del día 26 de abril las redes sociales se llenaron de expertos en óptica fotográfica. Una cosa impresionante”, apuntó Máñez. “Este tipo de objetivos”, prosiguió Lorenzo, “aplastan digamos la realidad, la juntan, y hace que la primera persona parezca que está casi al lado de la última. Pero tenemos experiencia de eso. Cuando en verano fotografiamos las playas, utilizamos este tipo de objetivos y nadie pone en duda que estén más o menos llenas”.
“Una cosa que se vio en las fotos de ese día es que la gente estaba saliendo a la calle en familia, y eso no era un desconfinamiento en familia, sino una persona adulta con un máximo de hasta tres niños. Yo publiqué un montón de fotos en las que se veía que estaban saliendo mamá, papá y dos o tres hijos, los que tuviesen, y la norma no estaba diciendo eso. Y luego la culpa es de los fotógrafos, porque dicen que están utilizando un teleobjetivo. Eso no es así”, destacó Máñez. “Yo creo que todo eso iba más por el tema de erosionar al gobierno, más que por un problema de teleobjetivos”, apostilló Lorenzo.
Con respecto a la utilización de ese tipo de imágenes, muchas de ellas tomadas por el llamado periodismo ciudadano, Miguel Lorenzo argumentó que no era “ni más ni menos que el resultado de la precariedad que están sufriendo los medios de comunicación”. Y añadió: “Al no querer pagar como dios manda a los fotoperiodistas, y teniendo que ilustrar de alguna manera las noticias, pues se consiguen fotos o bien por los propios redactores o bien por cualquier otro canal”.
Máñez abundó en esta dirección: “O cuando lo que aparece en un tuit les parece a los editores más interesante que lo que tú has estado viendo, sucediendo cosas como ofrecer imágenes de Barcelona que se estaban dando como si fueran de Valéncia, y ese tipo de cosas. Todo eso es muy peligroso y ahí andamos en el universo de las fake news, de las mentiras, de las noticias interesadas de un manera y de otra. Es muy importante que entendamos que los periodistas y fotoperiodistas intentamos ser honestos con la historia que estamos contando. Una de las víctimas de esta pandemia está siendo la profesión periodística”. “Quizás las víctimas no seamos nosotros, sino los que están mal informados que terminan siendo los ciudadanos”, agregó Lorenzo.
Ariño les formuló después la siguiente cuestión: “¿La función del fotoperiodista es captar la verdad o provocar?” “Yo creo que su función es contar historias con honestidad y cada cual con una mirada distinta, de ahí la pluralidad informativa que necesita un Estado democrático”, subrayó Máñez. Para Lorenzo, “el fotoperiodismo lo que tiene que hacer es informar. Cuando yo voy a tomar una imagen, tomo una decisión, porque lo que veo lo puedo encuadrar de muchas maneras, lo que me obliga a tomar una decisión. Es imposible ser objetivo”.
Miguel Lorenzo y Eva Máñez también hablaron de las dificultades con las que se han ido encontrando a la hora de desarrollar su trabajo como fotoperiodistas en medio de la pandemia. “Ha habido problemas con el acceso a ciertas instituciones como los hospitales, los cementerios o los aeropuertos. Se ha utilizado mucho la sesión de fotos por medio de la agencia EFE al resto de medios y, en ese sentido, no hemos tenido acceso a esos lugares que he mencionado y no hemos podido documentar esos momentos de mayor tensión”, remarcó Lorenzo.
“La prensa”, dijo Máñez, “se considera uno de los servicios esenciales, igual que los sanitarios o los policías, porque es un pilar básico para que exista un sistema democrático como el que tenemos. Y creo que ha habido un exceso de celo por parte de las autoridades sanitarias y municipales, cosa que no ha tenido la Policía ni otros sectores. No puedes tratar a la sociedad infantilizándola, como si fuéramos niños, porque si hay una consigna de que ciertas cosas no se pueden mostrar, deberían haber enviado esa nota a los periódicos, para que los periodistas supiéramos que hay unas limitaciones al derecho a la información. Pero no pueden estar muriendo casi 30.000 personas y que eso no se nos permita contarlo, porque se le hace un flaco favor a la libertad de expresión”.
“Por otra parte”, continuó Máñez, “si lo que llenan los medios de comunicación son fotografías y videos hechos con móviles, pensando que lo está haciendo altruistamente el periodismo ciudadano, hay que señalar que eso no es cierto porque esas imágenes las están tomando las personas que hay en los gabinetes de comunicación y de prensa, con lo cual están sustituyendo el periodismo y la información por la propaganda y eso es peligroso”.
Preguntados por la capacidad de maniobra que tienen los fotoperiodistas con respecto a los medios en los que trabajan para publicar sus imágenes, Máñez fue rotunda: “Capacidad de maniobra ninguna. Tú haces tus fotos, las mandas al periódico y luego hay un editor y un periodista que decide. Donde hay patrón no manda marinera”. Lorenzo matizó: “Bueno, yo creo que podemos tener un poco de influencia a la hora de convencer al grupo editorial acerca de lo que hacemos. Por un lado, por nuestra profesionalidad sí que podemos convencer de que nuestro trabajo es más necesario que el trabajo que pueden usar de peor calidad. Y, por otro, a lo mejor no en portada, pero una foto se cuela de vez en cuando, que a lo mejor es incómoda para el grupo editorial”.
Ariño: “¿Cómo aprender a desenmascarar las fake news?”
Lorenzo: “Yo tengo una que me funciona y es el sentido común”.
Mañez: “Cuando tú leas una noticia que te golpea, contrástala, porque esa es la suerte de que haya una pluralidad de medios”.
Salva Torres
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