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‘Un contínuum común indefinidamente liso’
Comisariado: Diana Guijarro
IVAM Centro Julio González
Guillem de Castro 118, Valencia
Del 16 de mayo al 13 de octubre de 2024
Después de preguntarse ¿qué es lo popular?, el IVAM nos propone otro ejercicio de ontología a través de la pregunta ¿qué es lo contemporáneo? Sin embargo, en esta ocasión, la pregunta es más difícil de responder. Después de pasar por la sede de Alcoi, la exposición ‘Un contínuum común indefinidamente liso’ recala en el Centro Julio González de Valencia, donde se podrá visitar hasta el 13 de octubre de este año.
El complicado título está extraído de un ensayo de Éric Sadin titulado ‘La humanidad aumentada. La administración digital del mundo’ y, según la comisaria Diana Guijarro, hace referencia al momento neoliberalista que vivimos, “donde todo tiene que ser muy suave, donde percibamos que nuestro futuro está modulado a nuestras personalidades, pero intentando un horizonte plano donde percibamos que seguimos un camino lineal”.
La muestra se compone de 135 piezas de la colección del IVAM, la Fundación La Caixa y el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC). Entre ellas encontramos obras de Julio González, André Derain, John Davies, Grete Stern, Marc Bijl o Pablo Picasso. Pero lo importante, me atrevería a decir, no son tanto las obras o los nombres, sino las conexiones y diálogos entre ellas, que no son visibles, sino que se producen en infinitas combinaciones a través de la percepción y de la intelección en la cabeza del visitante, cuidando mucho la parte sensorial, ambiental y de iluminación.
Diana Guijarro ha realizado un trabajo de archivo y de investigación profundo, cuyo resultado es una exposición meditativa, un tanto críptica. No son fáciles de desentrañar las conexiones entre las distintas piezas y, sin embargo, están presentes, subyacen y se multiplican, porque no son unívocas, sino que se completan con el ejercicio reflexivo del espectador.
La exposición se divide en cinco secciones: el preámbulo con la pieza ‘Rock my religion’ de Dan Graham. Esta pieza es un ensayo documental que, como cuenta Guijarro, es fundamental para las comisarias. En él, Graham intercala historias sobre religión y música punk-rock, como las de la cantante y guitarrista Patti Smith o Ann Lee, una mujer del siglo XVIII autoproclamada como segunda encarnación de Cristo en la Tierra. El contenido pseudo-religioso de esta obra de más de 55 minutos de extensión se enfatiza con los asientos en forma de reclinatorios que han sido diseñados para la ocasión, creando un ambiente espiritual.
La sección ‘Cuando algo falta, cuando algo no está’ es una reflexión sobre la naturaleza de la institución museística. Lo que hace Guijarro es plantear líneas argumentales alternativas. Aún no hemos aprendido que la historia no es una sucesión lineal de fechas ni un relato único y objetivo, sino que se parece más de lo que creemos a las historias que contamos junto al fuego desde el origen de la humanidad, por mucho que las queramos vestir con el sayo de lo científico o lo metódico.
En ‘La contradicción como principio’, Guijarro hace referencia al concepto de archivo de un museo y está formada principalmente por esculturas. Revisa el papel del artista y su identidad. Las obras se disponen en una mesa de forma abigarrada y aparentemente aleatoria para evocar la sensación epatante del todo, esa que uno tiene cuando se sumerge en el inmenso océano de una colección justo antes de comenzar a diferenciar lo importante de lo prescindible.
La sección ‘Un lugar significa definir un campo’ versa sobre los movimientos artísticos anticipatorios y cómo cambian nuestras respuestas frente a las obras de arte. Encontramos aquí obras de Sigmar Polke y otras que conectan con el territorio valenciano. Pero sin duda la pieza más destacada es ‘Lip Sync’ de Bruce Nauman, en diálogo con un casco corintio del siglo V a.C. que pertenece también a la colección del IVAM.
Por último, encontramos un gran epílogo con piezas de Georg Baselitz, Käte Steinitz o Gerhard Richter en torno a una instalación del artista Marc Bijl compuesta por 22 altavoces que desgranan discursos de diferentes líderes políticos del siglo XX. En estas dos últimas partes es muy importante el contexto social y político que los artistas viven en su contemporaneidad y que les incita constantemente a posicionarse.
El trasfondo de ‘Un contínuum común indefinidamente liso’ y su pregunta sobre la contemporaneidad no es otro que el tiempo. Dice Anne Carson que “el tiempo no está hecho de nada. Es una abstracción. Sólo un significado que imponemos al movimiento”.
Quizá el tiempo no sea un fenómeno natural, sino cultural. Una lectura de la realidad, una convención, un pacto que hacemos las personas para encontrar un acuerdo sobre algo que constantemente escapa de cualquier intento de medida.
¿Qué hace un casco corintio del siglo V a.C. en una exposición sobre lo contemporáneo sino demostrar la infinita plasticidad del tiempo? Diana Guijarro cree que es una suerte que este casco forme parte de la colección para poder conjugarlo con la obra de Nauman y ayudar al visitante a comprender que pueden dialogar, que la linealidad impuesta por el relato museístico cronológico se ha roto, abriendo el horizonte a nuevos y misteriosos vínculos.
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