Valentine Potier

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‘Prodigiosas’, de Valentin y Frederic Potier
Reparto: Camille Razat, Mélanie Robert y Franck Dubosc, entre otros
Guion: Sabine Dabadie, Frederic Potier y Valentin Potier
Música: Dan Levy
Fotografía: Danny Elsen
101′, Francia, 2024
Estreno: miércoles 16 de abril de 2025

Si bien se puede decir que toda vida es extraordinaria, hay algunas a las que esa condición de excepción se le adivina al primer golpe de vista. Es el caso de las gemelas Pleynet, cuya trayectoria ha inspirado el primer trabajo largo de los realizadores Frédéric y Valentin Potier (padre e hijo, respectivamente).

Prodigiosas’ cuenta la historia de las hermanas Vallois, dos gemelas destinadas a triunfar en el mundo de la música. Instruidas por su padre, un nadador profesional cuya carrera se vio truncada después de un accidente, las dos hermanas ingresan en la Escuela Superior de Música de Karlsruhe, donde aspiran a ponerse bajo la tutela del prestigioso director de orquesta Klaus Lenhardt, un hombre severo y perfeccionista que las llevará hasta sus límites posibles. Pero es que el mundo de la música es así: o llegas a la cúspide o te quedas en el camino.

Prodigiosas. Valentin Potier y Frederic Potier

Los problemas surgen cuando esa ambición por llegar a lo más alto choca con la necesidad casi biológica de las hermanas por conocer y experimentar otros placeres de la vida, propios de su edad. Es entonces cuando se producirá una fractura en su relación, provocada por la competitividad instigada por su maestro, y con un padre que les reprocha a todas horas que desperdicien una oportunidad que quizá no vuelva a repetirse.

Sin embargo, más allá de estas rencillas, el verdadero conflicto surge cuando las hermanas descubren que padecen una enfermedad degenerativa que les está atacando a los huesos y que amenaza con poner punto final a sus carreras y a su pasión por el piano.

‘Prodigiosas’ es una historia de superación, el relato de una lucha particular por sobreponerse a las presiones de un mundo, como cuenta Valentin Potier en esta entrevista, obsesionado por el éxito.

Fotograma de ‘Prodigiosas’, de Frederic y Valentin Potier.

La película está basada en una experiencia real. ¿Cómo llegáis a esta historia?

Bueno, la verdad es que fue una cuestión de suerte. Teníamos un amigo en común que nos dijo:
“Tenéis que conocer a las hermanas Pleynet porque tienen una historia alucinante que contaros”. Entonces, quedamos con ellas en un café, y el café se convirtió en una conversación de dos horas en la que nos contaron toda su vida.

Dentro de esa conversación, había momentos en que veíamos, claramente, algunas de las escenas de la película. Pero lo que más nos interesó es que en ellas había una mezcla de fuerza y fragilidad tremenda. Por ejemplo, es verdad que cuando vas a darles la mano, no puedes apretar mucho porque puedes romperles los huesos. Al mismo tiempo, tienen una fuerza enorme, saben lo que quieren, y enseguida te das cuenta de que son mucho más fuertes de lo que parecen.

Su historia nos conmovió muchísimo y dijimos: “Bueno, esto hay que llevarlo a la pantalla”. Fue un trabajo muy arduo. Por ejemplo, mientras estábamos escribiendo el guion, ellas empezaron a mandarnos cientos de páginas, páginas y más páginas de anécdotas de su vida para ayudarnos a construir la historia. Hay que tener en cuenta que ellas no pueden teclear. O sea, para no estropearse los huesos, cogen un lápiz con una goma de borrar y van tecleando con la goma. O sea, que fue un trabajo largo, complejo, pero, eso sí, muy emotivo.

Fotograma de ‘Prodigiosas’, de Frederic y Valentin Potier.

El mundo de la música está inspirando en el cine muchos tipos de relatos. Estaba pensando, por ejemplo, en ‘Maestro’, de Bradley Cooper, en ‘Tar’, de Todd Field, o en ‘Whiplash’, de Damien Chazelle, película con la que creo que vuestro trabajo tiene muchos elementos en común. ¿Qué hace el mundo de la música tan sugerente para la ficción?

Bueno, es que la música lo tiene todo, quizás sea por eso. La música es exigencia, tiene un lado elitista, pero también es pasión, también es emoción, y la pasión puede acabar con todo. Y tampoco hay que olvidar que una película es imagen, pero también es sonido, es música, realmente. Incluso, aunque no haya diálogos, hay sonido. Es una combinación muy fuerte.

Y, luego, en el caso de las hermanas Pleynet, está esa historia tan conmovedora. Porque, efectivamente, las academias son muy elitistas, como se ve en ‘Whiplash’, pero, al contrario de lo que ocurre en ‘Whiplash’, aquí ellas deciden cuidarse, defenderse. Y, para eso, se reinventan. Y lo hacen con una sola voz.

En ese sentido, el punto de vista es totalmente diferente a la perspectiva de ‘Whiplash’. También es verdad que hemos tenido muchas influencias de otras películas musicales mientras estuvimos preparando la película. Pero, sobre todo, es que aquí se trata de una historia tan singular, tan particular; eso era lo que nos empujaba.

La película creo que contiene una especie de metáfora o de reflexión que apunta contra esa cultura del éxito que, de alguna manera, domina a la sociedad contemporánea.

Efectivamente, es eso. Porque, a ver, ser feliz haciendo lo que uno quiere, eso ya es un éxito de por sí. No hace falta casi otra cosa. Y es justamente eso lo que nos atrajo de las hermanas Pleynet. Por ejemplo, cuando nos explicaron que, desde muy pequeñas, se les había hecho trabajar para ser solistas. La idea que tenía su padre era que sus dos hijas, sus dos gemelas, se separaran y fueran solistas.

Sin embargo, para ellas el éxito absoluto es haber seguido tocando juntas, haberse mantenido y reinventarse a través de un nuevo objetivo. Y eso es lo que nos gustó. Eso es lo que quisimos mostrar en la película: que el éxito, a veces, no es lo que uno cree que es o debe ser.

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En ese sentido, la película nos pone ante una dicotomía. En ‘Los Fabelman’, hay un momento en el que Spielberg plantea que para ser director de cine tienes que elegir entre tu arte o tener una familia. Sin embargo, vuestra película parece que camina contra esta afirmación. A pesar de todo, no hay por qué elegir.

Sí, sí, sí. Bueno, vuelvo a lo mismo. Es que esa es la historia de las hermanas Pleynet. Es que ellas lo demostraron. Yo también tengo un cierto paralelismo, porque mis Fabelman son mi padre. Al fin y al cabo, hemos hecho esta película juntos.

Entonces, tanto nosotros como las hermanas Pleynet demostramos que se puede unir la familia con la pasión y con lo que te gusta hacer. He hecho mi primer largo con mi padre. Es decir, no hace falta sacrificarlo todo para llegar a lo que tú quieres hacer. Puedes conseguirlo también con la familia. Ese es uno de los mensajes que queríamos transmitir.

Quería preguntarte, precisamente, por cómo ha sido ese trabajo a cuatro manos entre tu padre y tú, y si habéis proyectado parte de vuestra experiencia en la historia de las hermanas Pleynet.

A ver, a menudo, piensas: bien, voy a trabajar con mi padre, esto va a ser un absoluto horror. Pero no, para nada. Lo hemos hecho todo juntos. Realmente, trabajamos a cuatro manos, como las hermanas Pleynet. Desde el guion, la dirección de actores, los encuadres, hasta hablar con el director de fotografía, el montaje, todo.

Pero también debo decir que antes habíamos hecho un storyboard muy completo. Es decir, que todas las discusiones, las peleas, etcétera, tuvieron lugar antes del rodaje. Nos tiramos los trastos y, cuando llegamos al rodaje, todo fue de manera muy fluida y magnífica. Fue apasionante, la verdad. Tanto, que esperamos poder hacer otra película juntos pronto.

Para terminar, pienso que la película tiene un final muy optimista. En esa pugna entre el arte y la vida, entre el arte y el amor. ¿Dirías que el arte se redime a través de vuestra película?

Bueno, esta es una buena pregunta. Es una pregunta que me toca porque cuando yo trabajaba en la película, sobre todo en el guion, tuve muy poco tiempo para ver a mi familia y me sentía muy culpable. Pero el arte también es algo vital.

Ahora bien, que sea algo vital, que sea algo apasionante, ¿es una excusa para abandonar otras cosas? No te lo puedo decir. No lo sé. Pero yo sí sé que, cuando estás haciendo algo, quizás no deberías plantearte esas preguntas.

¿Que si luego la película se redimió? Pues te puedo decir que gustó mucho a mi familia, a mi mujer e hijos. Así que, de ese lado, sí. Pero el arte también es vida. El arte forma parte de la vida y puede ser la vida para alguien. En ese sentido, creo que lo que hay que hacer es intentar encontrar el equilibrio entre el arte y la vida para poder encajarlos.

Valentine Potier
Valentin Potier, a la derecha, junto a Frédéric Potier, directores de ‘Prodigiosas’.