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‘Sueños intermitentes’, de Vicky Barranguet
Comisario: Gerard Zamora
Galería Nueva Carabanchel
Alejandro Sánchez 94, Madrid
Hasta el 2 de noviembre de 2024
La Galería Nueva Carabanchel de Madrid acoge la exposición ‘Sueños intermitentes’, de Vicky Barranguet, comisariada por Gerard Zamora, un proyecto que llega desde la ciudad de Nueva York de la mano de Kates-Ferri Projects.
La muestra tiene como elemento principal el ente común donde afloran los deseos más inhóspitos y las verdades más lúcidas: la cama. Ese lugar en el que lo consciente y lo inconsciente confluyen de manera abrupta, donde la ausencia se hace presente, en el que el ser y el no ser se desdibujan.
Así, Vicky Barranguet, a través de la cama, los sueños y lo intermitente, vislumbra la forma de experimentar y reflexionar sobre su propia producción artística.
‘Sueños intermitentes’, que más que una exposición supone una obra de arte total en continuo cambio, nos habla de la necesidad experimental de Vicky Barranguet, materializada a través de la simbiosis perfecta entre comisario y artista.
¿El resultado? Un excelso trabajo donde el expresionismo abstracto de la uruguaya subyace los límites espaciales del marco para crear pinturas escultóricas o instalaciones flotantes. “Vicky tiene esa facilidad de poder crear a través del gesto, de la improvisación y del instinto”, ilustra su comisario.
Esta es una cuestión que les ha permitido crear este proyecto en tiempo récord: “La capacidad de improvisación que ha tenido Vicky se ha reflejado muy bien en la exposición porque nos ha ayudado a crear constantemente, a hacer producción nueva, a poder jugar, pero también rectificar”, certifica Zamora.
“Y, al final, nosotros estamos inmersos en este sueño intermitente, en el cual siempre estábamos buscando nuevas soluciones, nuevas producciones, construyendo el espacio…”. Pero, ¿cómo surge esta idea de la cama como elemento vertebrador?
“Me levanté y vi cómo la cama estaba desordenada, monocromática, así que saqué una foto de ese momento, desde arriba, y dije: ‘Esto tiene que ser la inspiración de lo que voy a hacer en Madrid’. A partir de ahí, vino una investigación, una instalación más escultórica que nunca hice y con la que tengo muchas ganas de experimentar”, confiesa Vicky Barranguet.
“Cuando saqué la foto, fui y pinté ‘Traces of an Absence I’, que es la obra más figurativa de todas. Es la representación pictórica de la instantánea, una sábana con ese movimiento retorcido que fue el punto de partida de la exposición”.
Barranguet, que define su trabajo y su vida como “algo en improvisación constante”, ha estudiado con artistas como William Scharf y Larry Poons: “Hice figuración, dibujé mucho, pero nunca me gustó que me dijeran lo que tenía que hacer. Si lo hacían, si me encasillaban, dejaba de pintar por meses. Con Scharf, empecé con lo figurativo, pero pronto me llevó a la abstracción. Y esta exposición, que sigue siendo abstracta, se está mezclando con la figuración de la cama, con las almohadas, pero sigue siendo una composición abstracta para mí”.
El informalismo que caracteriza a Vicky Barranguet, y que ahora arroja en ‘Sueños intermitentes’, se puede parangonar con la producción de artistas como Antoni Tàpies, como bien ilustra Gerard Zamora: “Lo que hemos hecho es, a través de esta tradición, poder ir, también, a esa experimentación y beber de ello. Aunque siempre hay esas referencias, no lo hemos hecho pensando en un artista en concreto. Al final, la originalidad de Vicky es lo que hay aquí: las 3.000 ideas que tiene y las infinitas producciones que puede crear en un momento”.
Esta rebeldía, esta subversión frente a lo establecido, ha llevado a la artista a la cúspide del expresionismo abstracto, espacio tradicionalmente dominado por los hombres. “Es un estilo que Vicky ya viene practicando hace más de veinte años. Aun así, ella no se adecúa a unas normas estrictas, sino que experimenta con la paleta al igual que alguien que está en una cama, donde se deja llevar por lo que puede pasar por la mente”.
“Aunque tu cuerpo sea el tuyo y no lo puedas cambiar, realmente, la cama, al fin y al cabo, representa ese lugar no tan rígido que permite dar paso a un estado de imaginación y explorar creativamente”, evoca el comisario.
Una libertad total que hace de la obra de Vicky Barranguet una muestra genuina dentro de la abstracción contemporánea, también por el uso de sus cromatismos. “A veces, elijo la paleta o, si me hacen encargos, muchas veces me la determinan. He hecho colaboraciones con diseñadores de moda o empresas que quieren un cierto color, pero eso no me limita en absoluto; puedo trabajar con el color que me den, pero no me gusta que me digan qué tengo que hacer”.
“Me divierte mucho más hacer cosas nuevas, no me gusta repetir. Por ejemplo, tengo etapas muy monocromáticas, con el dominio de algunos colores, como el azul, otras en blanco y negro y, otras, con mucho más color”, apunta la artista.
Barranguet apuesta por una autonomía creativa en la que los trazos y pinceladas de color afloran de su propia sensibilidad para crear grandes sinfonías visuales. “Siempre he pintado con música, pero no me di cuenta hasta el día que me faltó en mi proceso creativo; eso fue lo que siempre ha encaminado y determinado el movimiento en mi pintura. Siempre improviso –como en el jazz–. Lo único que puedo llegar a programar es la paleta, pero después me guía mucho más el sentimiento que tengo en ese momento, las emociones, el movimiento y el ritmo de la música”.
La esencia de ‘Sueños intermitentes’ reside, de igual manera, en la experimentación dentro del propio enclave expositivo que es Galería Nueva, así como en la reciprocidad creativa entre artista y comisario: “Hasta días, incluso horas, antes de inaugurar, esto no era una exposición, era un taller, y lo sigue siendo”.
Una suerte del destino que ha cristalizado en una fructífera tarea colaborativa. “Hay que experimentar. Creo que las galerías o los estudios de artistas son espacios que dan mucho juego. Poder colaborar con artistas vivos te da la oportunidad de experimentar con objetos que, aunque parezcan estar muertos, acaban por configurar una nueva vida”.
“Yo me quedo con la definición que me dio el comisario y gestor cultural David Armengol”, apunta Gerard Zamora. “La tarea del comisario es como cuando en el Café Müller de Pina Bausch, en una escena de baile, unos personajes van quitando sillas mientras pasan los bailarines para, así, ir dejando paso a estos. El comisario es el que va quitando las sillas, los obstáculos, para que la artista pueda seguir el camino y, entre los dos, montar una coreografía”.
“Por eso, esta oportunidad con Vicky fue como anillo al dedo, todo se fue creando orgánicamente, el discurso fue surgiendo a partir de la creación de nuevas piezas, nuevas producciones, que justo es lo que se puede ver aquí”.
Exposición que se encuentra en permanente desarrollo y que no pretende, como fin último, la culminación de la misma, sino el movimiento continuo. Para ello, se han sumado al proyecto otras propuestas que han habitado y seguirán habitando Galería Nueva Carabanchel, así como experimentando en este constante y simbiótico sueño intermitente.
La performance ‘De esto no se habla’, realizada el pasado miércoles por la artista Agustina Tierno, ya ha dejado su impronta en Carabanchel. Una imponente pieza escultórica creada durante la acción que ahora convivirá en el espacio junto con las obras de Barranguet.
Mirando hacia el futuro, podremos adentrarnos más en este universo colectivo con la instalación ‘Ascensión de las cosas nº 25’, una colaboración entre Vicky y el artista Martín Mas que se inaugura el sábado 26 de octubre, de 11:00 a 19:30.
Una obra que, en palabras del propio Mas, supondrá “un centro gravitatorio donde van a estar volando cosas reales, cosas mundanas, objetos que son absolutamente reconocibles, pero a los que no les damos mucha importancia. Entre estos, se encuentra la cinta de embalar, material que hemos utilizado para recubrir estas sillas, mesas y demás objetos, situándola, también, como un material primordial del cual no siempre somos conscientes de su importancia”.
“Se trata de darle importancia a algo que es absolutamente inocuo, dándole una luz que se focaliza en los materiales, como ya hicieron Tàpies o incluso Picasso”, ilustra Martín Mas.
“El arte sirve para poner una pausa a este mundo acelerado y complejo, sobre todo el arte contemporáneo, que tiene la capacidad de poner el foco en las cosas que pasan cotidianamente, a las que no les damos importancia. Creo que puede ser muy crítico y político enseñar una cinta de embalaje porque es algo que siempre damos por supuesto, pero no sabemos de dónde y cómo viene”.
La exhibición, que supone la primera de muchas para Vicky Barranguet en Madrid, nos brinda la oportunidad de vivir una experiencia completamente sensorial a través de la poética del sueño, de lo onírico, de la melodía de las formas y los cromatismos.
Una obra de arte total que hará aflorar los sentimientos más primigenios y los deseos más furtivos; un estado de ensoñación del que no querer despertar para, así, seguir vagando –al menos, durante el tiempo que visitemos la muestra– en este constante sueño intermitente.
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