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‘Flashback’, de Ximo Amigó
Museu de la Ciutat
Plaza del Arzobispo 3, València
Hasta el 6 de enero de 2025
Hay un apartado en la exposición ‘Flashback’, de Ximo Amigó, en la que el artista reúne los retratos de seis grandes compositores de bandas sonoras para el cine: Vangelis, Hans Zimmer, John Williams, John Barry, Nino Rota y Ennio Morricone, este último autor, entre otras, de ‘La misión’, ‘Cinema Paradiso’, ‘Por un puñado de dólares’ o ‘Érase una vez en América’, y quien dijera: “La música es un arte que tiene como único objetivo el transmitir emociones”.
Pues bien: ‘Flashback’, aunque es una muestra de pintura sobre el cine, diríase atravesada por un cúmulo de emociones que saltan a la vista del espectador, a poco que éste sienta el ritmo de las 43 imágenes con trasfondo cinematográfico depositadas en el singular soporte de un variado conjunto de señales de tráfico.
Y es a través de esas señales -obtenidas principalmente gracias al concurso de Industria Saludes-, con sus imperativos asociados a la seguridad vial, como Ximo Amigó va dando cuenta de las intensas emociones que a él le provocaron determinadas películas, aprovechando las huellas inscritas en las mismas señales como reflejo de las suyas propias.
“Me interesa que las señales estén viejas, hechas polvo, porque el tiempo ha pintado en ellas. Y a mí, que soy un loco de las texturas, me da el sustrato que yo quiero para empezar a trabajar”, explica Amigó, mientras va desgranando en el Museu de la Ciutat los recuerdos que afloran tras las huellas inscritas en sus texturas.
Más que ver la exposición, además de escucharla, el artista parece invitar a tocarla, es decir, a sentir el grano de un pasado que, con el transcurso del tiempo, adquiere un mayor relieve. Por seguir a Fritz Lang, director de ‘Metrópolis’ -una de las películas evocadas en la exposición- cuando dice que él, al escribir una escena, cierra los ojos y esboza los movimientos, las caras (“convivo durante mucho tiempo con mis personajes antes de empezar a rodar”), podríamos igualmente decir que Ximo Amigó ha estado tres largos años conviviendo con las películas que ahora rememora en ‘Flashback’.
Tres años durante los cuales ha ido también recopilando las diferentes señales de tráfico que, cual celuloide, registran las impresiones que, ya de niño, tuvo el artista. “La verdad no está en un sueño, sino en muchos sueños”, señala Pier Paolo Pasolini, como si fuera el preludio de los muchos sueños que se dan cita en las salas del Museu de la Ciutat. Sueños y, por qué no decirlo, también pesadillas.
“El primer recuerdo que tengo es de ‘King Kong’ (Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack), porque mi madre no me dejó verla diciendo que tendría pesadillas. Yo tendría cuatro o cinco años. La exposición se llama ‘Flashback’ porque se trata precisamente de eso: de retroceder en el tiempo y, mediante un listado de películas, rememorar todas aquellas sensaciones”, subraya Amigó.
Después de haber trabajado durante mucho tiempo en sus series sobre ‘El hombre’, dice que ya “no podía más”. Fue entonces cuando empezó a hacer una serie con nadadores antiguos poniéndose las gafas, de la que pasó a otra sobre aventureras, “pioneras de la aviación, entre ellas la actriz Katherine Hepburn, que fue pareja de Howard Hugues”, y que, no siendo aviadora, le dio ese punto de trasladarlo al cine, “pero del que ha dejado huella en mi vida”, apostilla.
La misma huella que encuentra en las señales de tráfico y de cuya suma da cuenta el propio paso del tiempo. “Yo es que me he hecho mayor y soy muy nostálgico. Con esta exposición lo que hago es escarbar en mi pasado y sacar a flote una serie de películas que en su día me marcaron muy profundamente. Pienso en películas con las que, como ‘Aguirre, la cólera de Dios’ (Werner Herzog), te ibas a la cama y no dejaban de machacarte el cerebro”.
El propio Werner Herzog parece salir en su ayuda: “¿Qué sería de un océano sin un monstruo acechando en la oscuridad? Sería como dormir sin sueños”. Y son precisamente esos sueños los que se van sucediendo, como si en las señales de tráfico resonara la circulación ahora transformada en sucesivos rostros de directores e intérpretes, secuencias fílmicas y una música que las envuelve, aunque el sonido se halle oculto.
Y es que, como apuntó Liliana Cavani, cuando la Mostra de València le concedió su Palmera de Honor en 2019, “en la mente hay ángulos oscuros”. Esos ángulos oscuros son los que Ximo Amigó ilumina con sus recuerdos, convirtiendo ‘Flashback’ en un carrusel de imágenes donde se van dando cita películas de hondo calado existencial: ‘La ventana indiscreta’ (Alfred Hitchcock), que da la bienvenida al visitante, ‘Los 400 golpes’ (François Truffaut), ‘Senderos de gloria’ (Stanley Kubrick), ‘El portero de noche’ (Liliana Cavani), ‘Capitanes intrépidos’ (Víctor Fleming), ‘La caza’ (Carlos Saura), ‘El verdugo’ (Luis García Berlanga) o ‘El hombre de una tierra salvaje’ (Richard C. Sarafian), entre un largo etcétera.
“La primera película que vi y me dejó impresionado fue ‘El hombre de una tierra salvaje’, con Richard Harris. Siendo niño, pensar que al protagonista lo ataca un oso, que lo dejan allí medio muerto, que sobrevive a duras penas, hasta el punto que luego yo comía pollo y pensaba en el tuétano que era lo que él comía para subsistir, pues te deja un regusto angustioso”, recuerda Amigó.
Para la pieza de ‘Metrópolis’ de cinco metros de altura, pensó en biondas de carretera para simular los edificios del cartel de la película de Fritz Lang. Y, a partir de ahí, fue abriéndose a otros materiales, como las señales de tráfico, que, además de encontrarlas en Industria Saludes, las ha ido obteniendo también en chatarrerías o a través de amigos. “Llevo tres años acumulando señales, incluidas las ferroviarias, algunas de PVC o, las más viejas, de fibra de vidrio, que no tocan el metal. Son todo un mundo”, explica el artista.
Un mundo desplegado en el Museu de la Ciutat a través de unas muy precisas relaciones, como si en la mente de Ximo Amigó, dejándose llevar por esa música interior que hilvana el conjunto expositivo mediante notas sueltas, se hubiera desencadenado una tormenta. “En el montaje, se establecen relaciones entre las obras”, dice.
“Aquí tenemos, por ejemplo, a Liliana Cavani y a Charlotte Rampling, en ‘El portero de noche’, una pieza muy difícil de vender, porque quién va a querer tener una obra de Cavani”, asegura, quien atestigua que hoy en día “hay películas que, como esta o ‘Belle de Jour’ no podríamos ver, aunque, para él, ese es el juego, “que se prolonga con señales en color y películas en color, señales en blanco y negro con películas en blanco y negro, como ‘Los 400 golpes’, de François Truffaut”.
Durante el recorrido, nos asalta un retrato de Ava Gardner: “Es como una imagen mariana, una inmaculada concepción, aunque con esa otra parte bestial asociada a lo que dijeron de ella, que era ‘el animal más bello del mundo’”, sostiene el artista, quien recoge en su exposición otra película tan salvaje como el rostro de ‘La condesa descalza’. Se trata de ‘La caza’, de Carlos Saura, filme que tanto le impresionó en su momento, “porque lo que empieza siendo una jornada de caza entre amigos termina con ellos matándose. No se me ha olvidado en la vida”. Una obra que ha realizado sobre una señal en la que todavía se pueden ver las palabras ‘Polígono’ y ‘CV Antella’; señal que es de dirección y no de prohibición. “Además, la película se rodó en tres meses de verano y en un sitio de tremendo calor, de manera que esa cosa plomiza del calor se refleja en la señal, igual que esa cosa craquelada del suelo”.
‘Camino a la perdición’ (‘Road to Perdition’, de Sam Mendes), de 2002, con Tom Hanks y Paul Newman, es la más moderna de las recogidas en la muestra. “Es una señal en la que pone ‘Camí de Lliria’ y a la que pedí a un amigo policía que le pegara unos tiros. Esos agujeros que se ven son de los disparos con una escopeta, que deja esas aberturas que se ven por detrás”.
A Pasolini dice que no lo podía pintar en una señal nueva, “porque su vida fue una tragedia y su muerte otra, de ahí que optara por una señal que estuviera muy tocada”. Como tocado le dejó ‘Gallipoli‘, de Peter Weir, de la que hizo una primera versión sobre una señal ferroviaria, para después realizarla con otra más desgastada que le llegó a sus manos, “porque encajaba mejor con el final de la película, que es el final de una vida, de una vida joven, y por eso el ‘Stop’ de la señal. Hay quien ha visto en esa cabeza hacia arriba, un mapa”.
Y, de nuevo, la música: Vangelis, Han Zimmer, Ennio Morricone, John Williams, John Barry y Nino Rota. Retratos de todos ellos rememorando la colección en cintas de casete de bandas de películas que Amigó tuvo de niño, “de ahí que quisiera que la música estuviera muy presente”.
La pieza cuenta con unos QR para que el espectador pueda descargar a su móvil los temas por él elegidos. “Por ejemplo, de Vangelis he puesto la de ‘Blade runner’, y así he podido descartar a Harrison Ford como retrato. De Hans Zimmer, ‘El último samurai’ (Edward Zwick), y de Morricone, ‘Érase una vez en América’, de Sergio Leone”. “’Capitanes intrépidas’, de Victor Fleming, otra de mis películas favoritas, la tendrían que poner obligatoriamente en los colegios”, apostilla.
‘Flashback’ se cierra con un video realizado con fragmentos de películas como si fuera el final de ‘Cinema Paradiso’. “En algunos casos, refuerza lo que se ve en la exposición, y en otras, recoge aquellas que no han llegado a formar parte de la muestra”. Un video que, en su parte central, liga ‘El mago de Oz’ (Victor Fleming) con ‘Senderos de gloria’, mezclando la dulzura de la música interpretada por Judy Garland con las duras imágenes de la guerra del filme de Kubrick.
También está ‘Todas las mañanas del mundo’ (Alain Corneau): “Tenía que estar en el video, porque es una película en la que se van sucediendo cuadros, de Zurbarán, de Vermeer; es la más relacionada con la pintura, porque está el bodegón siempre presente, y, sin embargo, no he encontrado la señal que se adaptara al relato que contaba. Pero lo encontraré”.
Con esa determinación, fruto de su pasión cinéfila traducida plásticamente, Ximo Amigó continúa escarbando en su interior en busca de nuevas señales que se hagan eco de lo que podríamos considerar ‘Un viaje alucinante al fondo de la mente’. Aunque esa es ya otra película.
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