You, Me & Apollo, música del alma.
Dicen que es indie folk. Si es indie por independiente pues bien pero si es por asociarse con lo que comulga desde hace años el tan cacareado y también cuestionado término indie pues la verdad es que no me lo parece. Y de folk pues no sé, tampoco veo que se acerque tanto al folk. Más bien relacionaría primordialmente el sonido de estos jovenzuelos de Fort Collins, ciudad del estado de Colorado, con el soul, un soul alternativo, diferente, pero soul al fin y al cabo.
El proyecto de Brent Cowles llamado YOU, ME & APOLLO comenzó a darse a conocer en el 2011 con “Cards with cheats”. Lo primero a destacar de forma obvia es la voz del mencionado Cowles. Me parece prodigiosa, a la altura de grandes clásicos y dioses de antaño en la música popular. La banda acompañante y su grandísimo nivel instrumental complementan el resultado ofreciendo una calidez exquisita. Aquí hay alma, con lo que eso significa, aquí está tatuada la huella de Sam Cooke y Otis Redding, entre otros, desde una nueva perspectiva actualizada e incluso innovadora, y eso merece como mínimo atención.
Cuando mi amigo Borja me pedía opinión sobre un tema como “December sun” quedaba sorprendido y prendado al mismo tiempo. ¿El resto será más de lo mismo? ¿Será el enésimo revival interesante pero que no aporta mucho más? Había que darle una oportunidad, había que investigar.
Lo dicho, el registro vocal del carismático Cowles, tan repleto de tonalidades, es el que vertebra y cohesiona algunos fieros e implacables sonidos guitarreros que cohabitan en sus dulces melodías. Tal es el caso de “I don’t want to be loved”.
Por su parte “Don’t sleep for free” es adictiva, de esas que casi sin darnos cuenta crece, crece y crece mientras que cortes como “Firewater” , “Trains”, “December sun” o “Days on days” son las encargados de desnudar la esencia de YOU, ME AND APOLLO.
“Madeline” es punto y aparte, estamos ante una santa maravilla, intensa, gospeliana, los coros se salen, las permutas vocales juegan, retozan, pura emoción, quizás mi preferida, una canción que pone la carne de gallina, algo tan difícil a estas alturas de la vida.
Más cosas. Si las trompetas que inician “Open doors” no presagian la intensidad a la que va a derivar ese trallazo de rock alternativo americano de pura cepa, es más fácil, por otro lado, imaginar al Dios Otis bendiciendo un temazo de la talla de “Ghosts”.
Por otra parte si hablamos de la producción el nivel es también para tenerlo en cuenta. No en vano anda detrás Jeff Powell (ha trabajado con Dylan, Lucinda Williams, Big Star, Sharon Jones,…) y, para colmo, todo se ha cocido en los míticos Ardent Studios de Memphis. Finalmente, si analizamos como conjunto “Sweet honey” habría que recalcar su homogeneidad. Como él podemos encontrar rasgos actuales semejantes en bandas como Alabama Shakes aunque con matices que los acercan a ese toque despreocupado y sin prejuicios de, por ejemplo, Dr. Dog. Es quizás esa falta de convencionalismo la que los aproxima al pop o al folk aunque, insisto, aquí la materia prima es otra cosa, se llama soul y procede del alma.
JJ Mestre
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